Vol. 9 / enero 2023
ARTÍCULO / DOSSIER. Autor: Davide Mombelli
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El 25 de octubre de 2022 se celebró, en modalidad virtual, el Seminario Instituto Biblioteca bajo el título “Existencia y futuro del libro”.
La organización corrió a cargo del Instituto Juan Andrés y de la Biblioteca Hispánica de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo y contó con la colaboración de la Universidad de Alicante.
Este acto científico se enmarca en las actividades contempladas en el Protocolo General de Actuación firmado en 2019 entre los mencionados Instituto y Biblioteca.
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El seminario se organizó en esta ocasión mediante una mesa redonda basada en preguntas y respuestas conducida como moderadora por la Dra. Araceli García Martín, Directora de la Biblioteca de la AECID, y los invitados. Precedió y concluyó el acto la intervención del profesor, catedrático de la Universidad de Alicante y Director del Instituto Juan Andrés, Pedro Aullón de Haro.
Los intervinientes, elegidos en representación de un amplio horizonte profesional y de investigación, así como de usuarios del libro y las bibliotecas, fueron (por orden alfabético salvo el convocante): Luis Rafael Hernández, por parte de Editorial Verbum; Manuel Lazcano, en representación del Fondo de Cultura Económica; Susana Ramírez Martín, profesora de la Universidad Complutense, en calidad de docente de bibliotecarios y documentalistas; Dionisio Redondo, editor de facsímiles vinculado a la editorial Círculo Científico y librería Taberna Libraria, y Pedro Aullón de Haro, que habló como investigador.
Al frente del sistema de comunicación web estuvo Juan Manuel Vizcaíno Plaza, bibliotecario jefe de la Biblioteca Hispánica. El diseño del cartel es autoría de Susana Pablo.
Se realizaron rondas sucesivas de preguntas entre los participantes, que contaban con un máximo de cinco minutos para responder a cada una de ellas. Los asistentes podían intervenir e interactuar con los ponentes.
A Luis Rafael Hernández, director de Verbum, se le preguntó acerca de cómo se adapta una editorial científica, en momentos de cambio tecnológico en el mundo del libro, a fin de ser competitiva y poder atender las necesidades de diferentes perfiles de clientes y de diferentes países. Además, se le pidió que explicara cómo ha evolucionado el programa editorial de Verbum a lo largo de los años y lo que queda de los objetivos originales. Al igual que al resto de ponentes, se quiso saber qué ayuda puede obtener para su trabajo del actual modelo de biblioteca.
Sus respuestas aportaron una visión realista de la digitalización realista y alejada del pesimismo, pues indudablemente las telecomunicaciones y el mundo digital permiten la impresión en sede, con la reducción de costes en materias primas que esto supone. Aunque solo fuera por la importancia que de ahí resulta para la conservación del medio ambiente, ya se trataría de algo muy importante. La impresión en sede supone una importante evolución de la editorial para adaptarse a los nuevos medios y tiempos. Las bibliotecas, como clientes preferentes de su actividad, le marcan el camino a seguir. Hizo hincapié en las dificultades que plantea a los libreros la actual forma de adquisición de las bibliotecas, obligadas a convocar concursos que benefician especialmente a grandes multinacionales.
A Manuel Lazcano, del Fondo de Cultura Económica, editorial de larga y muy reconocida trayectoria histórica, estrechamente vinculada en sus comienzos a intelectuales españoles, se le preguntó cómo se incorpora a la mentalidad actual un peso histórico de tamaña importancia y cómo se resuelven los vertiginosos vaivenes políticos de nuestro tiempo respecto de la producción del libro. Asentada en muchos países hispanoamericanos y también en España, interesaba saber si esto conlleva una visión de la cultura del libro como algo global, incluyendo a Europa pero partiendo del espacio cultural hispanoamericano, con vistas a mantener ese espacio común. También interesaba saber qué ayuda pueden obtener editoriales como la suya del modelo de biblioteca actual.
Tal vez por la importante y larga historia con que cuenta su editorial, nos hizo reflexionar sobre qué es fundamental para que se mantenga el libro: los lectores. Para los profesionales del Fondo es imprescindible hacer siempre campañas de animación a la lectura, lo cual, en virtud de tener la oportunidad de dirigirse a un público internacional inmenso y que se comunica en la misma lengua, tiene una repercusión y éxito asegurados. Afortunadamente, desarrollan su actividad desde la independencia profesional, por lo que no sufren interferencia de los sucesivos estamentos gubernamentales en su catálogo editorial. En las bibliotecas actuales han encontrado firmes aliados para sus campañas de animación a la lectura.
De Susana Ramírez, profesora de la Universidad Complutense, dedicada a la formación de futuros bibliotecarios y documentalistas, interesaba conocer su experiencia y opinión sobre aquello que se ha perdido en la formación de los profesionales y hacia dónde va su preparación a tenor de la evolución de la tecnología. También le consultamos sobre el apoyo que pueden dar los nuevos graduados en Información y Documentación al investigador en Ciencias Humanas, cada vez más minoritario, pero de demandas más plurales, y, como al resto de participantes, sobre la utilidad para desarrollar su labor docente respecto del actual modelo de biblioteca.
Su respuesta introdujo una reflexión: los futuros bibliotecarios estudian una carrera que ha eliminado ya incluso el nombre de las bibliotecas de su titulación, con lo que no saben, de entrada, a dónde van: de Graduado en Biblioteconomía y Documentación se ha pasado a Información y Documentación. El desconocimiento se mantiene en muchos casos durante todo el periodo de formación, no siendo de extrañar que se realicen trabajos con andamiaje y presentación formal irreprochable, pero inmaduros y de escaso contenido. Dado el escaso conocimiento en materias plurales fundamentales, por la necesidad de fortalecer los conocimientos en tecnologías y en la materia de especialización a la que cada cual se dedica, el profesional carece de una formación generalista suficiente, resultando que las demandas plurales de los usuarios difícilmente pueden ser satisfechas. El actual modelo de bibliotecas permite el acceso inmediato y deslocalizado a la bibliografía que el alumno demanda, aunque es necesario que el docente complemente estos usos con los propios de una biblioteca tradicional en papel.
Dionisio Redondo, responsable de la editorial Círculo Científico y de la librería Taberna Libraria, explicó su apoyo en efemérides culturales destacadas para realizar facsímiles de alto valor científico acompañados de excelentes estudios, realizados por destacados expertos, lo que conduce a preguntarnos cómo recibe la sociedad actual, tan seducida por la digitalización, unas ediciones tan “exclusivas”, y cómo se defiende su actividad empresarial. En su caso, importaba deslindar qué parte de bibliofilia, investigación sobre hechos culturales e históricos importantes, conocimiento de la historia del libro y de su anticuaria, acompaña a su especialidad como editor. Se le preguntó también qué ayuda puede obtener un profesional como él del actual modelo de biblioteca.
Al hablar de su trabajo, esto es, de los libros que edita, de los expertos a los que acude y de las presentaciones que realiza de sus publicaciones en foros de gran repercusión mediática, se pudo apreciar la importancia de su labor destinada a dar a conocer de una manera próxima la vitalidad del libro antiguo y patrimonial. También destacó la importancia de la investigación para que las efemérides vayan acompañadas, no solo de un libro histórico como elemento formal, sino de estudios que aportan verdadero conocimiento actualizado del hecho que se conmemora. Sin editores como él muchos no sabrían apreciar la intensa producción artística y artesanal que encierran los grandes libros. Dado el elevado coste económico de este tipo de publicaciones, mantener el nivel de calidad en un futuro próximo tal vez haga necesario, realizar obras por encargo que minimicen el riesgo empresarial y permitan mantener la exigencia acostumbrada. Las bibliotecas, grandes destinatarias de estas publicaciones, pueden ayudarle profesionalmente por cuanto incluyen sus trabajos en exposiciones que repercuten en el público visitante.
El prof. Aullón de Haro acudió a esta cita como investigador de la Universidad de Alicante y del Instituto Juan Andrés. Dados los cambios acaecidos en la sociedad y en las Ciencias Humanas en los últimos años, se le preguntó cómo se adapta la actual investigación en esta especialidad científica a las nuevas necesidades de la sociedad y si considera que siguen siendo necesarios el libro y la biblioteca tradicionales. También se recabó su opinión sobre lo que pueden aportar las titulaciones de campo humanístico al resto de titulaciones universitarias. Como usuario de bibliotecas, se le consultó sobre la utilidad para su trabajo del actual modelo de biblioteca, muy encaminado a los medios digitales.
Aullón de Haro subrayó que el error principal actual consiste en creer que de una sociedad mediática y educativamente manipulada se piense quepa obtener por expresión directa un criterio aceptable o sin desfase. El problema de lo que denomina a priori cultural entiende que es ingente. Dicho esto, en términos de investigación y de lectura seria, entiende que el medio digital es por completo perfecto para la edición y difusión de revistas científicas y académicas: tiene todas las ventajas y muy pocos inconvenientes. Pero esto, en lo que se refiere al libro, lo interpreta de modo muy distinto: el libro ha de existir, aun en tirada corta, en papel, en buen papel, única garantía última, destinado a aquellos especialmente interesados y a las bibliotecas importantes e instituciones concomitantes. La digitalización masiva crea un “mar muerto” indiferenciado y finalmente inoperante: el libro necesario ha de proponer su individualidad intelectual también físicamente, visible y palpable, y hacer posible de este modo vivazmente su multiplicada proyección cultural, sea puramente especializada o incluso mediática y digital. Y en fin, las bibliotecas relevantes tienen el gran futuro que determina su gran pasado: han de retomar “la vida” y pasar de ser meras salas de lectura a albergar programas culturales y científicos, seminarios, compartir posgrados, proyectos de reconstrucción intelectual y bibliográfica, exponer los resultados de esos proyectos y difundirlos tanto por medio físico directo como por transmisión electrónica digital. Esta biblioteca es el futuro no ya del gran servicio al investigador sino de la integración de este en la institución.
La reflexión final de la moderadora y bibliotecaria, Araceli García Martín, subraya que usuarios y profesionales de bibliotecas contaban con un elemento perfecto que no había que mejorar: el libro en papel. Los cambios a los que asistimos no se deben a una necesidad por cubrir, sino a desarrollos en telecomunicación que se han expandido y creando una necesidad. De esta manera hemos pasado de usuarios a consumidores del libro. El libro digital sale muy caro, pues cada lectura supone un nuevo consumo de recursos y es posible que incremente, por su dificultad de acceso a los más pobres, la brecha entre pudientes y pobres incluso en los países ricos. No hablemos ya de países que carecen de canales o autopistas de la comunicación medianamente aceptables. Otro asunto importante se encuentra en la necesidad que se nos intenta imponer de inmediatez, de rapidez. Si un título no está “ya”, se abandona esa lectura por otra, lo cual contribuye a la banalización y un modo de falseamiento de los contenidos. Por otra parte, nos vemos obligados a emplear mucho tiempo a fin de dedicarlo a asuntos fútiles, lo cual, entre otras cosas, crea una personalidad colectiva más que preocupante. A pesar de todo, el libro es valorable por su contenido, y si es bueno y la tecnología digital permite acceder a él con facilidad, mucho mejor. Lo prioritario y fundamental es que sean los usuarios del libro quienes tomen las riendas de su uso y publicación, y no aceptar que solo se les utilice como meros destinatarios de una actividad comercial. Esto es muy importante para los lectores serios, que no han articulado la expresión de su criterio, para el cual puede ser cauce la biblioteca.
CITA BIBLIOGRÁFICA: D. Mombelli, «Existencia y futuro del libro», Recensión, vol. 9 (enero-junio 2023) [Enlace: https://revistarecension.com/2023/02/07/existencia-y-futuro-del-libro/ ]