MÉXICO: FIN DE SIGLO PORFIRISTA

Vol. 7 / enero 2022 (Núm. monográfico 120 años de la Estética de Croce) – ÍNDICE
RESEÑA. Autor: Santiago Pérez Zapata

Hernández Suárez, Diana, Fin de siglo Porfirista: arte y política en la Revista Moderna (1898-1911), Madrid, Verbum / Instituto Juan Andrés, 2021, 272 pp. (ISBN: 978-84-1337-663-9)

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Cubierta.inddRomper con el nacionalismo metodológico para estudiar en profundidad el fenómeno de fin de siglo XIX es el desafío que se plantea Diana Hernández Suárez, una investigadora mexicana doctorada por la Universidad de Berlín. Acaso esta condición internacional le haya permitido escapar de la restringida metodología nacionalista que suele imperar en la historiografía literaria de cada país hispánico, y cuyo código, según pensaba Rafael Gutiérrez Girardot, lo constituyen las ideas de “raza, lengua y religión”. También ha escapado el libro de Hernández Suárez de los tramposos “ismos” (marxismo, estructuralismo, poscolonialismo) cuyas bases filosóficas, en realidad sin llegar a conocerse bien, son tomados como una nueva y táctica Inquisición. Por el contrario, la autora ha seguido la metodología comparatista y filológica que exige la consulta y el cotejo de materiales de muy diversa procedencia, no restringiéndose a los literarios y poéticos.

El concepto de fin de siglo es uno de los más legitimados para estudiar el impacto temporal entre las centurias de 1800 y 1900. Por lo general, suele circunscribirse a un país o ciudad. Así, Viena Fin-de-siècle: Politics and Culture de Carl E. Schorske; o France, Fin de Siècle de Eugen Weber; o Germany at the Fin de Siècle de S. Marchand y D. Lindenfeld. Lo curioso del libro de Diana Hernández Suárez, Fin de siglo Porfirista, es el de adjetivar tal concepto con el nombre del presidente mexicano de entonces, Porfirio Díaz, cuya imagen incluso bautiza o da personalidad a toda aquella época. No se trata en absoluto de una apología de aquel gobernante. Todo lo contrario. Fin de siglo Porfirista: arte y política en la Revista Moderna (1898-1911), como trataré de mostrar a continuación, permite una profunda revisión historiográfica del impacto del liberalismo autoritario de Porfirio Díaz en las artes plásticas y literarias.

Para empezar, es preciso desmentir el “mito porfirista” como el de un gobernante conservador y tradicionalista. A partir del concepto de “estética política”, datado por Walter Benjamin en 1933, la autora confirma la hipótesis de que la modernidad finisecular mexicana fue instrumentalizada por el liberalismo autoritario para la estetización de la figura política del presidente imperator. Tal liberalismo autoritario obligó a la pérdida de la fe religiosa para precisamente alentar una teología política al servicio del gobernante, todo lo cual tuvo un hondo impacto en las artes y en la política. No hay que olvidar el hacinamiento de la megalópolis mexicana, inversamente proporcional al abandono del campo. Díaz, en su última época, no sólo llegó a instrumentalizar la educación y la cultura, sino incluso la introducción aleatoria y anárquica de la filosofía de Nietzsche y de algunas doctrinas socialistas que agudizarían aún más el rompimiento entre Estado e Iglesia.

Uno de los aspectos más prometedores del libro de Diana Hernández Suárez, que abre nuevas sendas para los estudios comparatistas, es el de explorar una similitud entre el liberalismo anticlerical de Porfirio Díaz y la Kulturkampf (Combate cultural) del canciller Bismarck contra la cultura católica de Múnich y Viena. Lo que ideológicamente se exalta como un signo de “progreso” y “libertad”, las acciones gubernamentales anticatólicas, nuevas revisiones historiográficas tanto en Alemania como en México, confirman que se trata más bien de una persecución de la libertad religiosa y que, en ambos países, acabaron tomando auténtica forma con la Guerra Cristera (1926) y con la Noche de los Cristales Rotos (1938), respectivamente.

Otro de los aspectos más llamativos del libro de Diana Hernández Suárez es el referido de asumir una perspectiva comparatista. Su libro se articula en una publicación periódica de fin de siglo, la Revista Moderna (1898-1911), que ella a su vez contextualiza a partir de episodios paralelos de hondas consecuencias para la historia política del siglo XX: 1) la desmembración del Imperio español por la pérdida de Cuba y Filipinas en 1898, es decir, la des-europeización del mundo en virtud de la expansión de la nueva superpotencia angloamericana; y 2) el caso Dreyfus, igualmente a mediados de 1898, que rompió el carácter “sacré” de las instituciones militares francesas y dejó en evidencia el “problema judío” entre una intelectualidad agresivamente laica y proselitista. No ve Diana Hernández Suárez a la Revista Moderna como un ente monolítico, sino como un artefacto en movimiento orbitando en una constelación de publicaciones periódicas similares durante el fin de siglo occidental:  la revista alemana Jugend, la francesa Mercure de France, sin dejar de contrastar también con la España Moderna, de la misma época, e invitando a su vez a un estudio comparatista con otras revistas argentinas (Caras y caretas, por ejemplo) o venezolanas (El Cojo Ilustrado) o cubanas (La Habana Elegante).

El principal material bibliográfico que se examina de la Revista Moderna es ensayístico y de carácter político. Resulta polémico el hallazgo de que Justo Sierra, el ministro estrella de Porfirio Díaz, haya sido el promotor de la introducción de la filosofía de Nietzsche en México. Según se ve, Nietzsche llegó a México a través de traducciones francesas. Su filosofía se entendió inicialmente como un llamado al liderazgo de las élites intelectuales en contra del avance tanto del catolicismo como del socialismo. Así lo confirma nuestra autora al hallar el nombre de Nietzsche explícitamente en el discurso del ministro Sierra en la inauguración en 1910 de la que más tarde será la UNAM. Muy probamente, según da entender Diana Hernández Suárez en el epílogo del libro, el ejemplo metodológico lo halló en un significativo estudio publicado en alemán en 1986, Henri Albert und das Deutschlandbild des Mercure de France 1890-1905 (Henri Albert y la imagen de Alemania en el Mercure de France), en el que Andreas Schockenhoff estudiaba las traducciones que de Nietzsche hizo al francés Henri Albert. Es de gran interés, igualmente, el material gráfico del ilustrador Julio Ruelas, un pintor decadente y rodeado de una teología negativa. Entre 1898 y 1910, antes de explotar la Revolución mexicana, reinaba entre las clases medias ilustradas una cierta bohemia caracterizada por la “anomia” (incluso por el suicidio, según la sociología de Durkheim), y muchos poetas y artistas no hallaban sino en el alcohol y las drogas un refugio para ocultarse del agresivo positivismo que había desterrado las humanidades por “inútiles”.  Frente a esto quiso actuar el ministro Sierra, pero la Revolución mexicana se le vino encima y acabó desterrado en Madrid.

Conviene insistir, conclusivamente y en general, en lo mucho que se enriquece la historiografía de ser estudiada la cultura a partir de las publicaciones periódicas, pues a través de ellas no sólo se reconstruye la imagen o el imaginario de una nación, sino también, por relación comparatista, las afinidades y diferencias entre unas y otras.


CITA BIBLIOGRÁFICA: S. Pérez Zapata, “México: Fin de Siglo porfirista”, en D. Mombelli (ed.), 120 años de la Estética de Croce, Madrid, Recensión, vol. 7 (enero), 2022 [Enlace: https://revistarecension.com/2022/02/06/mexico-fin-de-siglo-porfirista/%5D