Vols. 4 y 5 / julio-diciembre 2020 / enero-junio 2021 (Número doble) – ÍNDICE
RESEÑA. Autor: Francisco Javier Bran
Plinio el Viejo, Historia Natural. Libros XVII-XIX, coord. por Ana M. Moure Casas, trad. de Encarnación del Barrio Sanz, Luis A. Hernández Miguel, Ana M. Moure Casas. Barcelona, RBA Libros (Colección Biblioteca Clásica Gredos, 521), 2020, 560 pp. (edición electrónica, ISBN: 978-84-2493-836-9)
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La empresa enciclopédica de Plinio el Viejo ha presentado, en sus grandes virtudes, sus mayores dificultades para comentaristas, editores y traductores a lo largo de los siglos. El doble afán por abarcar todos los campos del saber y por recopilar todos los datos de los que tuviera constancia, desde los puramente científicos hasta los más anecdóticos, tuvo como resultado una obra de gran magnitud –se despliega en treinta y siete libros– y con presencia destacada de términos de compleja traducción, pues resultan altamente específicos y en no pocas ocasiones constituyen menciones únicas en la literatura latina. Su aspiración universalista propició, a su vez, una excepcional pervivencia a través de copias numerosas, extractos y resúmenes desde poco después de su aparición. Según los intereses y necesidades del momento, se contó con compendios de medicina –nunca abandonados–, astrología y astronomía, medición y cómputo. Sus quince ediciones incunables dan fe de la popularidad de un escritor que llegó a enseñarse en la Universidad de Salamanca como materia. Aunque en el siglo XVI pierde pujanza como autor médico frente a Dioscórides, el contacto reciente con América impulsa el uso de los libros de botánica y zoología. Plinio se revela como una fuente inagotable de datos para conocer el Mundo Antiguo.
….La Historia Natural ha conocido diversas ediciones críticas, desde las de Sillig (A. Perthes, Hamburgo y Gotha 1851-1855), Ian (Teubner, Lipsia 1854-1865 y 1870) y Detlefsen (Weidmann, Berlín 1866-1873 y 1904). Las más empleadas hoy son las ediciones de Mayhoff (Teubner, Leipzig 1892-1909), Ernout (Les Belles Lettres, París, iniciada en 1947) y König y Winkler (Artemis Verlag, Dusseldorf y Zúrich 1974-1996). Entre las traducciones a vernáculas, inauguradas por Cristoforo Landino y su versión italiana de 1476, disponemos de las contemporáneas de Rackham (en inglés, The Loeb Classical Library, Londres y Cambridge 1938-1963) y Einaudi (italiano, Giulio Einaudi, Turín 1982-1984), además de la francesa en Les Belles Lettres y la alemana de König-Winkler. En español, aparte de los esfuerzos tempranos de Francisco Hernández (s. XVI, manuscrita) y Gerónimo de Huerta (completa y editada en 1624), y sin dejar de lado recientes traducciones parciales en Visor y Cátedra, la empresa comenzada con la Editorial Gredos y coordinada por la Dra. Moure Casas es la primera que, en cuatrocientos años, aspira a una traducción castellana completa y anotada.
….El presente volumen contiene los libros XVII-XIX de la Historia Natural, lo que constituye la continuación y final de la amplísima sección dedicada a las plantas e iniciada en el libro XII, y con la que daría paso a los volúmenes de medicina, tema que juzgaba de mayor relevancia. Los precedentes libros, XII-XVI, se vieron publicados en el número 388 de la Biblioteca Clásica Gredos, aún en soporte papel.
….El libro XVII tiene como tema general el cultivo de los árboles, y en él se realza el valor que los romanos daban a los frutales, especialmente a la vid –que tenía entonces consideración de árbol– y a los olivos. Después de tratar los diversos aspectos del cultivo, se centra en las clases de tierra y las formas de mejorarla y abonarla. Examina asimismo otro tipo de árboles en virtud de sus beneficios para la economía agraria (sauces, olmos, cañaverales y mimbreras), momento en que llega el tema más importante del volumen: el cultivo de la vid en sus distintas formas. Cierra el libro con lo referente a las enfermedades de los árboles y los remedios frente a ellas, en una suerte de equiparación con los males de los hombres. Los autores que sigue Plinio como autoridades en agricultura son Catón, Magón el cartaginés y Varrón.
….El libro XVIII es el de más extenso. Trata concretamente de agricultura, insertándose en una vasta tradición romana de un género literario que comienza con Catón y prosigue siglos después de Plinio, abarcando la Edad Media y épocas posteriores. A la herencia romana hay que sumarle la púnica y griega; la primera es, no obstante, la que mejor se vislumbra, ya que el tema fundamental son los cereales, base de la alimentación y la economía del Imperio. Dos cuestiones resaltan en la lectura de este libro: la importancia que Plinio da a la obra de Catón –sin olvidar a Varrón– y el protagonismo que adquieren, como productos destacados, el trigo y la cebada. Plinio ofrece una descripción detallada de estos y de sus derivados.
….En cuanto al libro XIX, su inicio es altamente original con respecto a los escritores que precedieron a su autor, pues se abre con los capítulos dedicados a las plantas industriales, muy productivas en la Antigüedad por estar en la base del comercio internacional y de los desplazamientos a distancias largas. Al no inscribirse en la horticultura, quedan fuera de la alimentación y, por tanto, no fueron tratadas por los autores de agricultura romana. En concreto, Plinio se refiere al lino, material de las velas de los barcos, de los toldos, de las redes de caza y pesca, del vestido, con usos medicinales; al esparto y al junco, indispensables en las amarras de los barcos y en el cordelaje de todo medio de transporte; a la rubia, empleada para los tintes. Se añade una amplia descripción de varios productos exóticos, en trance de desaparición y muy apreciados, si bien espontáneos y no objeto de cultivo –el laserpicio, las trufas, ciertas setas–. Siguen hasta el final del libro los capítulos de horticultura, en los que el autor añade datos históricos sobre la llegada y el cultivo de ciertos frutos, impulsado por algunos emperadores de la dinastía Julio-Claudia.
….Una vez visto el contenido, hemos de recordar que Plinio no es autor fácil. Es conocido su doble estilo formado por grandes períodos de tono declamatorio y carácter moralizante, alternando con otros construidos sobre la enumeración escueta y precisa. Estamos, pues, ante la traducción de una obra que algunas veces es literaria e incluso excesivamente retórica, casi siempre técnica, y siempre puesta al servicio de mostrar la lección moral que el hombre puede obtener de la Naturaleza. Ello implica la dificultad de descubrir los tecnicismos, así como la complejidad de traducir las palabras en uso no estrictamente técnico. En todos los casos es necesario un gran entendimiento entre los traductores y una disciplina considerable para mantener en castellano de modo uniforme aquello que Plinio nombró de una sola manera por creerlo un concepto técnico unívoco o poco variable. Podemos tomar dos ejemplos paradigmáticos, versiones de términos en las que los traductores se han ceñido a acepciones concretas de las muchas que suelen darse: estos son ratio (“sistema”, 17, 89; 18, 170; “teoría”, 18, 284; “método”, 17, 9; 18, 47; 19, 74) y natura (“naturaleza”, 17, 96; 18, 5; 19, 10; “características”, 17, 180; 18, 48; 19, 103; “propiedad”, 19, 160).
….Un aspecto destacable del volumen es la amplitud de las notas y la diversidad de aspectos que estas engloban. Algunas son reflexiones sobre el texto latino seguido y señalan las diferentes lecturas de los editores y las subsiguientes posibilidades de traducción. No faltan las notas relativas a los nombres propios que figuran en el texto latino, como siempre fue exigible en Gredos y en RBA; incluso se extienden en comentarios en torno a las fuentes utilizadas por Plinio, resaltando los casos en los que sigue a autores que solo se conocen por las propias notas o menciones de la Historia Natural. Otras abordan la pervivencia del texto pliniano en su vasta tradición indirecta, en especial en las Etimologías de san Isidoro. Hay, finalmente, notas relativas al mantenimiento de algunas creencias en la antropología y el folclore, bien sea sobre la naturaleza en general, o bien referidas a algún producto del campo –p.ej., las expresadas sobre el influjo de la luna o las relativas a plantas determinadas, como la ruda–. Ello es debido, muchas veces, al grado de apertura al conocimiento universal de una obra como la Historia Natural, concebida por Plinio con un carácter generalista en cuanto al número de temas y con un propósito de exhaustividad para referirlo todo. En ese sentido, los comentarios al texto responden al contenido de la obra traducida.
….Comprobamos que los traductores han consultado las obras de los reconocidos predecesores de Plinio, todos esenciales para una óptima comprensión del texto: así han hecho con Teofrasto, famoso por su dedicación a la botánica, y también con obras griegas posteriores de menor enjundia; en el mundo romano, han recurrido a Catón, Varrón, Virgilio y otros, que aparecen mencionados con mucha menor frecuencia en la Historia Natural –Columela, Séneca y Dioscórides, citado con las anotaciones de Andrés Laguna–. A estos se añaden Gargilio, Paladio y otros sucesores plinianos.
….Por último, no podemos pasar por alto la relevancia de los índices y su valor para estudiosos posteriores, ya del léxico, ya de cuestiones de realia. La presencia de dichos índices es, aquí, triple: se recogen los nombres propios de persona y los de lugar, así como los términos botánicos del conjunto de los libros XII al XIX, realizados por los autores de la traducción de cada libro. En este último índice se ha puesto especial cuidado para ofrecer primero el término castellano de la traducción, seguido de la forma en la que aparece en el texto de Plinio y de la identificación botánica aceptada. Además de los nombres de las plantas, se han añadido los de sus productos derivados, como el aceite, el vino, los perfumes, el papiro y otros. También se han incorporado en cada lema las clases –y a veces las subclases– de las plantas y los productos, de acuerdo con el criterio del autor antiguo y con su afán de clasificación, que constituía ya entonces una de las preocupaciones fundamentales de Plinio como naturalista.
….No nos queda por más que dar la enhorabuena a la coordinadora y a los traductores de este proyecto de verter íntegramente la Historia Natural de Plinio al español, lamentando tan solo el cambio al formato digital de estos libros de Plinio frente a los anteriores, que pudimos consultar y leer en el clásico soporte de papel. La editorial RBA mantiene intactos, no obstante, un notable esmero y limpieza en la edición, constantes en una colección cuyo avance es motivo de alegría para todo estudioso del Mundo Clásico, y se presenta como un compañero indispensable para toda persona interesada en el mismo desde cualquier ámbito cultural.
CITA BIBLIOGRÁFICA: F.J. Bran, “Plinio el Viejo, Historia Natural”, Recensión (Número doble), vols. 4-5, Madrid, Recensión, 2021 [Enlace: https://revistarecension.com/2021/01/17/plinio-el-viejo-historia-natural/ ]