LA NUEVA BIBLIOTECA HISPANOFILIPINA: UNA RELIQUIA MILAGROSA

Vols. 4 y 5 / julio-diciembre 2020 / enero-junio 2021 (Número doble) – ÍNDICE

.

ARTÍCULO / INFORME. Autor: Andrea Gallo

.

En un famoso ensayo de 1976, Enrique Fernández Lumba, haciéndose eco del pensamiento de Dámaso Alonso, reconocía que la Academia Filipina de la Lengua constituía una reliquia de un tiempo en que el español era idioma oficial y de una hegemonía cultural ya extinguida y, añadía, que también los académicos eran reliquias de la Academia, por la fuerza incontrastable de las circunstancias locales y exteriores[1].

No cabe duda de que las circunstancias locales y exteriores, el imperialismo de una nueva potencia, la lúcida elección de una clase dirigente, en fin, el inexorable proceso de la Historia, haya impedido que un país candidato a ser la gran nación hispanohablante de Asia haya acabado perdiendo irreparablemente aquella lengua que había forjado su espíritu nacional.

Al perder, generación tras generación, un vasto público de lectores de novelas, revistas, programas radiofónicos y películas y, a la vez, de alumnos escolarizados en la lengua de la Constitución de Malolos, lo lógico hubiera sido que la literatura que se expresaba en aquella lengua, venida del Pacífico tres siglos antes y asentada en el archipiélago malayo, se redujera hasta alcanzar la total extinción. Sin embargo, la Historia no es una ciencia exacta, una ecuación matemática, y, dadas unas premisas, no siempre el resultado es obvio y predecible, y de ahí que la literatura filipina en español vive su época de oro precisamente bajo el dominio estadounidense, prosigue con una estoica continuidad histórica, que se manifiesta hasta el fin del régimen de Marcos[2], y no muere, sino que sigue cáusticamente latente y, quizá, agonizante, después de 1987, la fecha fatídica de la abrogación de su obligatoriedad en los planes de estudios (las famosas 24 unidades, luego reducidas a 12) y, de hecho, su expulsión de la vida oficial de la República.

Todo este proceso de debilitación, junto con las escasas publicaciones de creación literaria filipina en castellano de los ochenta, hicieron afirmar, a finales del siglo XX y principios del XXI, que la literatura hispanofilipina había muerto, de muerte segura y cierta, emblemáticamente certificada por la nulidad de candidatos para el Premio Zobel.

No obstante, la Historia nos ha reservado sorpresas: la progresión de Internet, la nueva disposición actual del mercado editorial, la ampliación del público lector a un marco global, la búsqueda de la propia identidad por muchos filipinos y, sin duda, el espíritu de resistencia cultural de algunos intelectuales irreductibles. Todo ello ha permitido que una literatura filipina en castellano sobreviviera y despertara del sopor de décadas.

Imprescindible en esta renovación literaria ha sido el papel desempeñado por Revista Filipina, publicación fundada en Canadá en 1997 por el escritor filipino Edmundo Farolán Romero.

Revista filipina

En el curso de veinte años Revista Filipina ha devenido definitivamente el espacio privilegiado de debate, reflexión, conciencia cultural, promoción y difusión de la realidad filipina en lengua española: no sólo pasada o nostálgica, filológica y “arqueológica”, sino también presente y proyectada al futuro. Revista Filipina ha impulsado una renovada producción literaria a través del «Proyecto Libro», de la organización del certamen de creación juvenil «Premio Rafael Palma», fundado con el Colegio de Artes de la Universidad de Filipinas en 2019, y de la serie monográfica de invierno dedicada al ganador del «Premio José Rizal de las Letras Filipinas», que otorga el Instituto Juan Andrés de Comparatística y Globalización.

Desde 2009 existe la «Colección Oriente», actualmente de la Editorial Hispano Árabe del escritor catalán Jordi Verdaguer. Bajo la dirección de un servidor, ha conseguido publicar trabajos inéditos y nuevos de autores filipinos actuales: cuatro poemarios, En la línea del horizonte de Daisy López (autora de un solo poemario editado pero señalada en distintos concursos literarios de lengua española); Con címbalos de caña y La nueva Babilonia, ambos de Guillermo Gómez Rivera; y Salmos heridos, algunos pecados de juventud y Gymnopédies astrales, de Macario Ofilada Mina. Están programados dos nuevos poemarios: Recuerdos de Edwin Agustín Lozada y Líneas copiadas del cuaderno de un poeta muerto joven, de Wystan de la Peña. La colección ha dado también espacio a la novela Abad de Dios, de Ofilada, y la colección dramática de Farolán, Hexalogía teatral[3].

Ciertamente la poesía ha sido uno de los géneros más inmediatos para la expresión filipina reciente, como ya se decía en la antología poética Lo último de Filipinas. Marra Lanot ha dado a luz tres colecciones trilingües, mientras que Noel Giovani Ramiscal publicó el emblemático poemario tetralingüe Noelses. Edwin Agustín Lozada abrió el siglo con dos poemarios en castellano, acompañados de su propia traducción al inglés. Paulina Constancia, en 2003, presentó sus pinturas a través de breves poemas castellanos, que luego han constituido el poemario bilingüe Brazos abiertos. Edmundo Farolán publicó Itinerancias en 2006, y en 2010 Esperanza Lázaro de Baxter por fin vio impreso su Romancero sentimental, cuyo inédito había sido premiado con el Zobel (1957). Sorprendentemente, a finales de esta década ha reaparecido también la voz de un poeta de los 70, Gilbert Luis R. Centina III, con nada menos que cuatro poemarios bilingües[4].

Destaca igualmente la reaparición de la prosa: la novela in primis, que se consideraba irremediablemente desaparecida, y luego el cuento (Cuentos hispanofilipinos, Vetusta rúa), el ensayo tanto histórico como memorialístico (La Revolución Filipina 1896-1898, Sampaguitas en la cordillera, Mis memorias de las guerras de Filipinas) e incluso el teatro, con la ya citada Hexalogía teatral[5].

Las cuatro novelas aparecidas en el espacio de seis años son sin duda uno de los hitos más notables de la actual producción hispanofilipina, dado que hasta la fecha poquísimas habían sido las novelas filipinas en español. La producción novelística se ha visto enriquecida con Ang Kastila: el español de Benigno Bueno, El diario de Franklin Aguinaldo de Edmundo Farolán Romero, Quis ut Deus de Guillermo Gómez Rivera y Abad de Dios de Macario Ofilada, tras un silencio de décadas (para encontrar una novela en español hay que volver a los años 60-70, quizás a 1960 cuando Antonio M. Abad escribe La Vida Secreta de Daniel Espeña). Estas novelas representan sin duda la renovada vitalidad de una literatura que, si estuviera muerta, no habría conseguido producir páginas de prosa artística o versos, tras tantos años de persecución, desprecio y olvido del español filipino[6]. De hecho, en estos cuatro lustros se han ido multiplicando, en las redes sociales, los grupos de debate sobre el español como lengua del archipiélago. Al mismo tiempo se van formando generaciones de jóvenes que, conscientemente, recuperan la tradición y tratan de conjugarla con la modernidad que ellos viven en un mundo global.

Así pues, la literatura hispanofilipina no solo vive sino que, ciertamente, está experimentando un incuestionable crecimiento. Es de testimoniar la aparición de nuevas voces en el panorama creativo, lo que garantiza la imprescindible continuidad generacional. Hay jóvenes y menos jóvenes que escriben y publican; hay jóvenes que estudian, leen y producen; hay escritoras y escritores que elaboran y guardan sus textos a la espera de una oportunidad de publicar, como la que puede ofrecer hoy el recientemente fundado «Premio Antonio M. Abad», galardón para escritores filipinos promovido por la Universidad de Extremo Oriente de Manila (FEU) y la Editorial Hispano Árabe de Barcelona, que en su primera edición (2020) ha premiado y publicado la colección de cuentos Vetusta rúa de Guillermo Gómez Rivera. Y tendremos, siempre, la voz de ese adolescente filipino, que nos dejó un 4 de abril, Luis Eduardo Aute.

.

NOVELAS

.

RELATOS

.

POEMARIOS

.

TEATRO

2009

.

ENSAYOS


NOTAS

[1] Enrique Fernández Lumba, “La reliquia” en Revista Filipina, 1999-2000, tomo III, núm. 3: ˂http://www.revista.carayanpress.com˃.

[2] Isaac Donoso, “La Edad de Plata de la literatura hispanofilipina (1946-1987)”, Dicenda. Estudios de lengua y literatura españolas, 2020, núm 38, pp. 119-137.

[3] Daisy López, En la línea del horizonte, Sevilla, ArCiBel, 2009, 2.ª ed. Barcelona, Editorial Hispano Árabe, 2016; Guillermo Gómez Rivera, Con címbalos de caña, Sevilla, Ediciones Moreno Mejías, 2011, 2.ª ed., Barcelona, Editorial Hispano Árabe, 2016; Guillermo Gómez Rivera, La nueva Babilonia, Barcelona, Editorial Hispano Árabe, 2018; Macario Ofilada Mina, Salmos heridos, algunos pecados de juventud y Gymnopédies astrales, Barcelona, Editorial Hispano Árabe, 2019; Macario Ofilada Mina, Abad de Dios, Barcelona, Editorial Hispano Árabe, 2017; Edmundo Farolán Romero, Hexalogía teatral, Sevilla, Ediciones Moreno Mejías, 2011, 2.ª ed., Barcelona, Editorial Hispano Árabe, 2017.

[4] Jaime B. Rosa (ed.), Lo último de Filipinas, Madrid, Huerga & Fierro, 2001; Marra Lanot, Witch’s Dance at iba pang tula sa Filipino at Español, Pasig City, Anvil Publishing Inc., 2000; Marra Lanot, Riding the Full Moon and Other Poems in Filipino and Spanish, Pasig City, Anvil Publishing, Inc., 2008; Marra Lanot, Cadena de Amor: New and Selected Poems in English, Filipino, and Spanish, Ciudad Quezon, Universidad de Filipinas, 2017; Noel Giovani Ramiscal, Noelses, Manila, Universidad de Santo Tomás, 2005; Edwin Agustín Lozada, Sueños anónimos, San Francisco, Carayan Press, 2001; idem, Bosquejos, San Francisco, Carayan Press, 2002; Paulina Constancia, Brazos abiertos/ Open arms, New Wesminster, World Poetry Publishing, 2003; Edmundo Farolán Romero, Itinerancias, San Francisco, Carayan Press, 2006; Esperanza Lázaro de Baxter, Romancero sentimental, Petaluma, Wordrunner Press, 2010; Gilbert Luis R. Centina III, Diptych/Díptico, Nueva York, Centiramo Publishing, 2017; idem, Madre España and illustraed love poems, Nueva York, Centiramo Publishing, 2019; idem, Plus ultra y otros poemas, Nueva York, Centiramo Publishing, 2020; idem, Recovecos, Nueva York, Centiramo Publishing, 2020.

[5] Edmundo Farolán Romero y Paulina Constancia, Cuentos hispanofilipinos, Ciudad Quezon, Central Book, 2009; Guillermo Gómez Rivera, Vetusta rúa, Barcelona, Editorial Hispano Árabe, 2020; Virgilio A. Reyes, La Revolución Filipina 1896-1898, Santiago de Chile, LOM Ediciones, 2000; Elizabeth Medina, Sampaguitas en la cordillera, Santiago de Chile, RIL Editores, 2006; María Dolores Tapia del Río, Mis memorias de las guerras de Filipinas, Barcelona, Parnass, 2006.

[6] Benigno Bueno, Ang Kastila: el español, Almería, Círculo Rojo, 2013; Guillermo Gómez Rivera, Quis ut Deus, Makati, The Herald Press, 2015.


CITA BIBLIOGRÁFICA: A. Gallo, “La nueva Biblioteca Hispanofilipina: una reliquia milagrosa», Recensión (Número doble), vols. 4-5, Madrid, Recensión, 2021 [Enlace: https://revistarecension.com/2021/01/17/la-nueva-biblioteca-hispanofilipina-una-reliquia-milagrosa/ ]