Vols. 4 y 5 / julio-diciembre 2020 / enero-junio 2021 (Número doble) – ÍNDICE
RESEÑA. Autora: Alicia Merino
García Martín, Araceli, Cooperación para el desarrollo y bibliotecas, Madrid, AECID, 2020, 192 pp. (ISBN: 9788483471876)
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La Biblioteca de la AECID, o sencillamente Biblioteca AECID, posee un reconocido valor emblemático que es resultado de muchos años de dedicación a la adecuada conservación y utilización de la ciencia y la cultura. Esto no es sino la prestación de un importante servicio a la sociedad, a los ciudadanos y, en particular, a sus usuarios profesores o investigadores repartidos por todo el mundo y que tienen una imagen bien formada de esta entidad.
Hemos mantenido una entrevista con la autora del libro, precisamente directora de la Biblioteca, y hemos seguido sus criterios e incluso sus palabras para la redacción de nuestra reseña. Es de saber en primer lugar que una importante función, acaso no suficientemente tenida en cuenta, es la desempeñada por las bibliotecas en la cooperación cultural para el desarrollo. Las bibliotecas son entidades próximas, accesibles al ciudadano, a quien proporcionan formación e información instrumental. Ofrecen, asimismo, excelentes recursos para el disfrute del ocio cultural más constructivo y por ello finalmente rentable. Por ser entidades de gran tradición, favorecen la cortés relación y el diálogo con unos usuarios a quienes con fluidez satisface en sus requerimientos.
Evidentemente, son los países más desarrollados aquellos que cuentan con mayor número y mejor dotadas bibliotecas. Estas grandes entidades cumplen una importante misión de desarrollo en el marco de los programas y proyectos en los que participan. Una de esas bibliotecas, y más que relevante y reconocida, es la de la AECID, cuyo principal objetivo, por depender administrativamente de una agencia internacional para el desarrollo, consiste en promover la mejora de la situación de los menos favorecidos. Es la biblioteca de la que se ocupa el presente libro que comentamos, cuyo principal propósito es analizar los aspectos fundamentales de la misión a la que se aplica dicho desarrollo. Este argumento es complementado eficientemente por la autora mediante la exposición de actividades realizadas en la práctica. Es de tener en cuenta que en los países menos ricos las bibliotecas, por muy modestas o rudimentarias que puedan ser, ya prestan a la sociedad un espacio físico de reunión sociocultural entorno al libro, lo cual permite crear lazos humanos que repercuten en el bienestar de la comunidad y en su progreso.
Los cuatro primeros capítulos, que sirven de presentación, se aplican a explicar la entidad de la Biblioteca AECID, desde su nacimiento, muy ligado a la diplomacia cultural y científica (aunque en ese momento no se utilizaba tal denominación), sus puntos de implantación en el extranjero y, por supuesto, la propia biblioteca de la sede central en Madrid. Cuenta con tres colecciones de personalidad muy específica y notable denominadas Biblioteca Hispánica, Biblioteca arábiga o islámica y Biblioteca de la Cooperación Española. Las tres colecciones o sectores son presentadas eminentemente desde el punto de vista de sus principales actividades de gestión cultural como parte de su actividad bibliotecaria.
Por tratarse esta biblioteca, de hecho, de una dependencia gubernamental, el libro coherentemente dedica dos capítulos a la descripción de las políticas estatales e internacionales de la cooperación para el desarrollo: un recorrido sucinto que permite vislumbrar lo que las bibliotecas podrían aportar al logro de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030. La consecución de estos objetivos es el principal compromiso de la propia AECID, razón por la cual en su Plan director se encuentran rigurosamente enunciados.
En relación con la diplomacia científica y los altos estudios culturales, se analiza en un capítulo el papel de las bibliotecas para los estudiantes que se desplazan para seguir estudios universitarios. Eso ocurría más en el pasado que ahora, cuando la crisis económica ha obligado a drásticas restricciones presupuestarias, pero su impacto fue tan grande que ha dejado un buen poso de conocimiento de y en la institución. Las becas, pensadas para que estudiantes de países perceptores de ayuda cursaran sus estudios en países donantes y que luego, cuando volvieran a sus países, pudieran rentabilizar lo aprendido en términos de desarrollo, son bastante antiguas en muchos países desarrollados, y en España fueron muy importantes. El estudio del caso de la AECID pretende reforzar la idea de la rentabilidad de las becas internacionales.
Es fundamental que las bibliotecas que cuentan con estos estudiantes aprovechen las enseñanzas que ellos pueden aportar y que se haga un seguimiento extensivo a lo largo de sus carreras profesionales.
El octavo capítulo se dedica a los profesionales de la cooperación: sólo conociendo sus necesidades se les puede dar un mejor servicio. En realidad se trata de poder crear en las propias bibliotecas cursos según perfiles de necesidad o interés, en los que se les prepare para: realizar una correcta integración en el nuevo destino, seguir utilizando la biblioteca a distancia por medio de las nuevas tecnologías y obtener la información requerida, establecer comunicación con colegas de necesidades y circunstancias similares, concienciar de la necesidad de elaborar memorias de experiencias y resultados, mostrar la conveniencia de mantener actualizados los directorios y bases de datos de proyectos académicos y profesionales, crear repositorios desde sus instituciones de dependencia que puedan hacer con estos materiales una gestión eficaz y reutilizable.
Tras estos apartados se concluye cómo las bibliotecas, que han evolucionado de manera significativa a lo largo de los últimos 25 años, están capacitadas para afrontar proyectos propios en materia de cooperación. El acceso por Internet a muchos de sus servicios permite que numerosos usuarios puedan obtener los recursos que necesiten desde cualquier lugar. Esto ya no es problema, pero sí lo es no disponer de fuentes fundamentales para esa ayuda, sea presencial o a distancia. Entre las fuentes más valiosas están los informes de resultados de las actividades realizadas. Cuando termina un proyecto, es obligatorio hacer el correspondiente informe, pero es un documento administrativo con numerosos datos privados que no suele entrar en las bibliotecas. Sería importante el contacto con los cooperantes y lograr su compromiso de realizar uno ex profeso para ponerlo a disposición de otros cuando terminen un trabajo. Esto es complementario con mantener bases de datos actualizadas de profesionales y proyectos, con una clasificación temática de estos últimos que permita a cualquier interesado revisar los de su campo. Tampoco esto es una realidad: cada institución se ocupa, mejor o peor, de lo suyo, y no se dispone de datos globales. Dada la gran cantidad de instituciones de todo tipo que realizan cooperación en España, se deduce el valioso conocimiento que no se está procesando de la forma conveniente. Muchos son todavía los retos que se presentan a las bibliotecas para disponer de estas informaciones que son vitales para los cooperantes y que podrían dar mejores resultados y de este modo rentabilizar mejor la inversión en cooperación.
Una vez concluida la parte de análisis teórico, los apéndices del libro describen los tres modelos de proyecto en los que ha participado la Biblioteca AECID junto a otros muchos profesionales. El primer apéndice ofrece las actividades llevadas a cabo por bibliotecarios pertenecientes a instituciones muy diferentes (por dependencia administrativa, tamaño, objetivos, etc.) dentro del grupo de “Cooperación para el desarrollo y bibliotecas”. Esta pluralidad de visiones es lo que aporta verdadero interés a sus análisis. El grupo se creó porque los bibliotecarios integrantes eran conscientes de las deficiencias que todavía existen en la elaboración, ordenación y reutilización de los informes de resultados de proyectos de cooperación para el desarrollo. Además, dentro del grupo se busca la reflexión sobre estos temas y la capacidad de actuar como grupo de interlocución para quienes deseen conocer sus opiniones profesionales.
El segundo apéndice se refiere a las posibilidades de animación a la lectura y de fomento de creación y uso del libro que suponen las publicaciones cartoneras. Las actividades realizadas en este contexto son muy interesantes y han logrado un gran éxito, pero lo que hace especialmente valioso el trabajo con estas publicaciones es demostrar que es un gran producto surgido de la crisis y las dificultades. Gracias a la creatividad y a la asociación de personas vocacionales de distintos campos del saber, en todo el mundo podemos crear libros en los que plasmar nuestros intereses y nuestra creatividad.
El tercer apéndice muestra la realización de exposiciones bibliográficas por parte de la Biblioteca AECID. Se trata de una actividad de difusión cultural y científica, a la vez que un ejercicio de gestión cultural aprovechable por todo tipo de bibliotecas. Para la conservación permanente de la documentación generada, se sigue la política bibliotecaria de gestión del conocimiento, que busca la perfecta clasificación, proceso y almacenamiento de los recursos de información de acuerdo a criterios profesionales normalizados. De este modo, la información se pueda reutilizar sin límites temporales ni restricciones de ningún tipo. La versión destinada a uso circular mediante otras bibliotecas de países en desarrollo, permitirá las acciones de imprimir y exponer a fin de alcanzar el máximo aprovechamiento posible.
Entendemos que la presente monografía es un buen ejemplo de lo que de manera semejante pudieran o debieran proponer otras muchas bibliotecas e incluso entidades culturales y científicas en general, entre cuyas facultades se encuentra la de, incluso sin desplazarse físicamente, proyectar notables actividades de su importante ámbito de competencia.
CITA BIBLIOGRÁFICA: A. Merino, “García Martín, Cooperación para el desarrollo y bibliotecas”, Recensión (Número doble), vols. 4-5, Madrid, Recensión, 2021 [Enlace: https://revistarecension.com/2021/01/17/garcia-martin-cooperacion-para-el-desarrollo-y-bibliotecas/ ]