RESEÑA. Autor: José Manuel Pons
Vol. 2 / julio 2019 – INDICE
Carreres, Vicente, La Edad de la Armonía. Música y cultura de la Edad Media al Barroco, Madrid, Instituto Juan Andrés, 2018, 229 pp. (ISBN: 978-84-946603-5-1)
Esteve Faubel, José María, Felipe Pedrell, la creación de la moderna musicología española y el Misterio de Elche, Madrid, Instituto Juan Andrés, 2019, 168 pp. + 24 il. (ISBN 978-84- 946603-9-9)
.
La musicología es una de las lagunas más pronunciadas de la bibliografía española en materia artística, estética y en general de ciencias humanas, al margen, todo sea dicho de que tanto la producción como la traductografía española en los campos humanísticos es de primera línea y disfruta de un patrimonio comparativamente excelente respecto de otros europeos. El Instituto Juan Andrés ha publicado dos muestras paradigmáticas de lo que parece ser el comienzo de su vocación musicológica: un ensayo musicológico de carácter general, situable en el marco general de la Historia de las ideas y de la cultura, y un estudio destinado a reconstruir la figura y la obra del padre de la musicología moderna española tomando como punto de mira el Misterio de Elche, obra tradicional de la música y la dramática española tenida como Patrimonio de la Humanidad. Esta monografía, dedicada a Felipe Pedrell, ha sido Premio Juan Andrés de Ensayo e Investigación en Ciencias Humanas, 2019.
…..José María Esteve emprende una labor reconstructiva que sin abandonar la obra musical de Pedrell, centra su aportación musicológica, la cual junto al precedente de Barbieri, define la musicología española moderna, y a su vez como creación de la Escuela española contemporánea, es decir, Falla, Albéniz, Granados… Pues estos fueron los discípulos de Pedrell, el gran catalán relegado en su tierra de origen como consecuencia de un actual estado cultural de cosas manipulado, provincianista y tristemente excluyente. Otro tanto ha ocurrido en esa región española con el insigne Milá y Fontanals. Por demás, el pensamiento de Pedrell conecta directamente con el del universalista Antonio Eximeno.
…..Esteve, tras elaborar la necesaria y documentada reinterpretación de la trayectoria de Pedrell, a fin de restituir el pilar fundamental de la musicología española, rescata el valioso texto que el musicólogo redactó y editó originalmente en francés (y publicó en Alemania), texto fruto de su viaje a la ciudad de Elche a fin de presenciar y estudiar sobre el terreno el extraordinario drama lírico-litúrgico que reúne tradición culta y tradición popular mediante una cristalización única que nunca dejó de representarse hasta fecha de hoy. El libro recoge asimismo una interesante colección de fotografías a página completa recientes y de comienzos del siglo XX a través de las cuales se revisa la Festa, el Misterio de Elche, su ejecución musical y dramática en el marco de su entorno basilical, de compleja tramoya y de celebración exterior.
…..Vicente Carreres ofrece en La Edad de la Armonía una valiosa reflexión musicológica escrita no para músicos o lectores con formación técnica musical sino para lectores interesados en la cultura estética con relación a la música. El reconocimiento de que la Edad Media no es un periodo estéril, en cuanto a reflexión estética se refiere, es algo que se ha dado tarde y quizá no de manera muy efectiva. En el ámbito musicológico este camino está, en parte, todavía por recorrer. Carreres lo sabe y, cubriendo una necesidad perentoria, aporta el marco idóneo y el trazado de las líneas directrices que estéticamente identifican la época, discurren por el clasicismo renacentista y alcanzan el Barroco.
…..La Edad de la Armonía es deudora, en cuanto al procedimiento, de la obra historiográfica de Edgar de Bruyne y de Menéndez Pelayo. La mirada al pasado no se hace desde la perspectiva del presente, sino desde su especificidad, intentando entenderlo en el conjunto de sus dimensiones y detectando la fisonomía de las ideas que atraviesan la flecha del tiempo. El reconocimiento de la tradición, y la manera como informa el presente, es lo que valida al historiador en cualquier procedimiento de reconstrucción del pasado. En la obra de Carreres, las ideas que permiten, no solo entender musicalmente el arco temporal que va de la Edad Media al Barroco, sino también evidenciar la deuda contraída con la Antigüedad clásica, y por tanto refutar la visión de la historia como progreso, son las de armonía y mímesis, expuestas en su especificidad musical y atendiendo a su evolución histórica, así como a su capacidad plural de manifestación, lo que le permite reconocer el carácter innovador de la categoría de «expresión» tal como la propone Eximeno. Quizá este sea otro de los aciertos de la obra, esto es, una manera de proceder ajeno a “apriorismos de sistema” y atento a la propia realidad objeto de estudio.
…..La Edad de la Armonía se divide en tres partes, acorde a los tres momentos estudiados (Edad Media, Renacimiento y Barroco), y va precedida de una introducción que justifica la unidad estética del periodo, comprensible desde su propia idiosincrasia, y ajena a la autonomía estética de la modernidad. El desarrollo explicativo de las categorías estéticas fundamentales (armonía y mímesis), así como la explicitación del procedimiento seguido y lo acertado del mismo, constituyen dos de los momentos esenciales de la introducción. El primer capítulo, “La Escuela de Notre Dame o La Idea del Ritmo”, reconstruye el concepto griego de mímesis atendiendo a las diferentes visiones que se tenía de él. La Edad Media, heredera de los múltiples matices que conlleva la mímesis, está dibujada en sus grandes líneas. El hallazgo de la polifonía y las consecuencias que supone culturalmente para el ennoblecimiento de la figura del compositor, así como para el encuentro entre su dimensión teórica y práctica, en la lógica de la armonía de contrarios, es descrito aquí con todos sus pormenores, a los que no escapan ni los organa cuádruples ni el De musica de San Agustín, o la justificación del placer estético, desde el concepto de juego propuesto por Santo Tomás de Aquino. La liturgia, en el espacio vertical y horizontal que es la catedral gótica, es la que da verdadero sentido a la música medieval, en una búsqueda de experiencia que conduce al espectador al umbral de lo divino, que estéticamente se vive como sublime antes que como bello.
…..El segundo capítulo, “Armonía y Mímesis: la Estética Musical del Humanismo”, pone de relieve no sólo la recuperación del modelo de la Antigüedad clásica y la preeminencia del carácter elocutivo radicado en la persuasión retórica y poética, sino también la concepción musical que implica a todo el ser humano en la que predomina el valor expresivo y su dimensión ética. Carreres presenta el tapiz que dibuja la polifonía renacentista, lugar de encuentro de los ideales humanistas italianos y la polifonía franco-flamenca. Otro de los aciertos de Carreres es reconocer el papel desempeñado por Josquin dentro de lo que se conoce como Primera práctica, pues su quehacer musical sirve para desmentir el aserto monteverdiano de que en este periodo primaba la armonía sobre la palabra. La propuesta de Josquin es la de la complementariedad entre música y palabra, no la fusión, de modo que los límites de cada una queden claros y su relación sirva para enriquecer a cada una. Por lo que hace al Barroco (“Música y Lenguaje en la Estética Barroca”), Carreres plantea la problematicidad periodológica y, acorde a la visión que ha planteado desde el principio, tiene razón cuando entiende que la unidad que se reconoce en el Barroco no es técnica sino de idea, esto es, la expresión. El concepto fundamental es que la música potencia el lenguaje poético y lo lleva a su plenitud. Es a partir de este contexto poético del que cabe entender, según Carreres, la ejecución y los presupuestos de la Camerata Bardi, en la que tiene un papel relevante Vincenzo Galilei, en cuanto que conduce sus postulados a una reflexión sobre el drama musical, clave para el nacimiento de la ópera. El fin de la música barroca, por otra parte, vendrá como consecuencia del nuevo concepto de pasión derivado de la reflexión dieciochista que propone Hume, pues su poliédrica visión hace que se resquebraje la unidad tonal y expresiva. Carreres ha escrito un libro en el que intenta revivir la manera “de escuchar, de entender y de sentir la música donde no se puede separar el sonido de lo que este simboliza culturalmente”, como un proyecto historiográfico en el que la intuición, la empatía e, incluso, el estilo persuasivo, no estén reñidos con la exactitud. Un libro, en fin, necesario por tantas razones.