Vol. 6 / julio 2021
RESEÑA. Autor: Jesús García Gabaldón – ÍNDICE del vol. 6
Cansinos Assens, Rafael, Fiódor Mijáilovich Dostoyevski, el novelista de lo subconsciente. Biografía y estudio crítico, edición y nota editorial de Rafael Manuel Cansinos Galán, edición e introducción del censo de personajes de Francisco Javier Juez Gálvez, Madrid, Arca Ediciones, 2021, 651 págs. (ISBN: 978-84-15957-09-6)
Dostoyevski, Fiódor M., Memorias del subsuelo, traducción de Rafael Cansinos Assens, ed. y revisión de la traducción de Rafael Manuel Cansinos Galán, Madrid, Arca Ediciones, 2021, 129 págs.
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Una de las primeras y más gratas novedades de las celebraciones españolas del bicentenario del nacimiento de Fiódor Dostoyevski, es el anuncio de una nueva edición revisada de la traducción de la Obra Completa realizada por Rafael Cansinos Assens, emprendida por Arca Ediciones, editorial vinculada a la Fundación ARCA, dirigida por Rafael Manuel Cansinos Galán, hijo del eximio escritor y traductor modernista, con la asesoría de ruso, revisiones y censo de personajes de Francisco Javier Juez Gálvez, filólogo eslavista y profesor de la Universidad Complutense. Los dos volúmenes que reseñamos son el primero y el noveno de los dieciocho que compondrán este monumental proyecto editorial.
El primero reúne los textos críticos escritos por Cansinos sobre Dostoyevski. Consta de: una breve presentación firmada por Rafael Manuel Cansinos Galán (páginas 13-18); una biografía ilustrada, compuesta por diecinueve apartados (páginas 21-155); una cronología de la vida y obra del autor ruso (páginas 157-166); una serie de estudios críticos, que constituyen los prólogos de Cansinos a las obras de Dostoyevski, y que incluye cinco dedicados a obras que se publicaron póstumamente (páginas 167-306); el ensayo de Cansinos titulado F. M. Dostoyevski, el novelista de lo subconsciente (páginas 307-554); el utilísimo censo de personajes, en orden alfabético y por obras, recopilado por Cansinos Assens, y revisado y actualizado cuidadosamente por Francisco Javier Juez Gálvez, sobre todo en cuanto a la transcripción y acentuación de los antropónimos rusos (páginas 577-636), labor realizada también en todo el volumen y la Obra Completa; y tres apéndices: Bibliografía citada por Rafael Cansinos Assens (paginas 639-641), ediciones utilizadas por Rafael Cansinos Assens para realizar su versión directa del ruso de las Obras Completas de Dostoyevski (página 642) y el breve texto de Cansinos Assens sobre las traducciones españolas de Dostoyevski (1935).
Por su parte, el volumen noveno presenta la traducción de la novela corta Memorias del subsuelo.
Rafael Cansinos Assens dedicó ocho años de su vida, desde 1927 hasta julio de 1935 a la titánica labor de realizar la primera traducción directa del ruso al español de las Obras Completas de Dostoyevski, que vieron la luz en dos gruesos y lujosos volúmenes de la editorial Aguilar en papel biblia, encuadernados en piel y con cortes dorados. Su hijo, Rafael Manuel Cansinos Galán, considera que: “la edición de 1935 de Dostoyevski en Aguilar fue monumental. Incorporaba, además de una biografía y un censo de personajes, un estudio de cada obra traducida. Hoy, en el espacio cultural del español, cuando han pasado nueve décadas, sigue siendo la única traducción directa, completa y finalizada de las Obras Completas de Dostoyevski, con el mérito añadido de haber sido realizada por la mano de un único traductor. En Aguilar se hicieron al menos tres ediciones posteriores, con un número indeterminado de reimpresiones.” Y esboza el método traductológico de Cansinos: “disponía del texto ruso de Dostoyevski, en una edición cualificada; tenía también delante la versión alemana de la edición de Arthur Moeller van den Bruck, realizada con la colaboración de Dmitri Merezhkovski y traducida por E. K. Rahsin; y en otro de sus facistoles, cuando le fue posible -que no le fue posible siempre-, una versión francesa. En Francia, a finales de los años veinte y treinta sucedía lo mismo que en España: no estaba traducido Dostoyevski en su totalidad. Cansinos, para dejar rastro de su método, en bastantes notas detalla errores de las distintas versiones extranjeras que tiene delante” (páginas 14-16). Según se indica en la página 642 de este volumen, y que a su vez remite a la LXXV de la primera edición de las Obras Completas de Aguilar, de 1935, la edición rusa que utilizó Cansinos para la traducción fue las Obras Completas en 23 volúmenes, que aparecieron en la editorial Prosveschenie de 1911 a 1918, bajo la dirección de Leonid P. Grossman (disponible, por cierto, en la actualidad, en edición digital en la biblioteca electrónica Imwerden). Se podría concluir, como figura en la portada del volumen IX, que las traducciones que Cansinos hizo de las Obras Completas de Dostoyevski fueron “versiones directas del ruso, cotejadas con traducciones, también directas, en alemán y francés”. Se podría añadir que las versiones de Cansinos no eran literales, sino recreaciones literarias libres, que intentaban captar y reproducir “el espíritu de la letra” del escritor ruso, por decirlo con palabras de Ortega.
En todo caso, a día de hoy, parece pertinente la realización de minuciosos estudios traductológicos comparados para analizar y cotejar los procedimientos, técnicas, lenguaje y estilo de las traducciones de Cansinos, que podrían aportar más luz y valorar de modo más preciso la labor llevada a cabo por quien, a mi juicio, es el mayor traductor literario que ha existido en lengua española, así como uno de los más destacados críticos y escritores mayores de la modernidad literaria hispánica. Esta labor podría llevarse a cabo desde las asociaciones española y argentina de Dostoievski, o desde los estudios traductológicos, por parte de rusistas y eslavistas. Cabe recordar que las traducciones de Dostoievski no fueron las únicas realizadas por Cansinos, quien también vertió al castellano las obras completas de Goethe y Balzac, las Mil y una noches, el Corán y partes del Talmud, e incluso poesía persa, por citar sólo algunas de las más destacadas. También se ocupó Cansinos de las versiones de autores rusos como las Obras Completas de Andréyev y las Obras Escogidas de Turguénev, así como de otras aisladas de Tolstói y Gorki. La obra de Cansinos, en su conjunto, representa un caso ejemplar de escritor que abandona el periodismo, a partir de 1918, para convertirse en autor-traductor. En la recepción hispánica de la literatura rusa, Cansinos constituye el caso único de un gran escritor que realizó traducciones directas cotejadas de obras y autores clásicos. Y sus versiones de Dostoyevski marcan un hito histórico y un punto de inflexión en la difusión de la literatura rusa en español.
Otra etapa de esa difusión se abre a partir de 1957 con el regreso a España de exiliados españoles en la Unión Soviética, entre ellos muchos de los traductores de la llamada “escuela de Moscú”, tales como Augusto Vidal, Lidia Kúper de Velasco, José Laín Entralgo, Luis Abollado y Arnaldo Azzati, que colaboran en el proyecto de la editorial Vergara, dirigida entonces por José María Boix, de la traducción de las Obras Completas de Dostoyevski que aparecerían en nueve volúmenes, desde 1969 a 1972, bajo la coordinación de Augusto Vidal, quien también firmó algunas traducciones, entre ellas, de Crimen y Castigo y Los hermanos Karamázov, y escribió una serie de prólogos que en 1972 reunió en el volumen titulado Dostoievski. La edición de Vergara llevaba también un estudio introductorio de José Luis López Aranguren. A lo largo de los años ochenta el hispanista y comparatista Juan López Morillas fue publicando en Alianza Editorial diversas traducciones directas de las obras de Dostoyevski. Finalmente, a partir del año 2001, han ido apareciendo una serie de traducciones de Dostoyevski en la editorial Alba, vertidas por una nueva generación de traductores eslavistas, entre los que cabe destacar a Fernando Otero Macías, autor de excelentes versiones de Crimen y castigo, El idiota, Los demonios y Pobre gente, entre otras. En Argentina, destacan las traducciones de Fulvio Franchi, Alejandro Ariel González y Eugenio López Arriazu.
A lo largo de los muchos años que Cansinos dedicó a Dostoyevski, conjugó su encomiable labor traductora con la divulgación y el ensayo crítico. Así fue tejiendo una bien trazada biografía literaria, acompañada de notables estudios críticos, escritos a modo de presentaciones y prólogos a las traducciones y, sobre todo, el excepcional ensayo Dostoyevski, el novelista de lo subconsciente, que publicó en libro aparte en 1936 en la editorial Aguilar. Todo ello se reúne por primera vez en este valioso volumen. A mi modesto entender, Dostoyevski, el novelista de lo subconsciente no sólo es “el ensayo más importante de la literatura española sobre Dostoyevski”, como sostiene uno de los editores del volumen, sino también puede ser considerada, de modo más rotundo, la mayor aportación crítica hispánica a la literatura rusa y, sobre todo, el análisis psicoanalítico más valioso escrito hasta hoy de los personajes de Dostoievski en el contexto de la crítica literaria mundial. La anatematización -y prohibición- del psicoanálisis en la época soviética y el relativo ostracismo al que se vio sometido Cansinos durante el franquismo, podrían servir para comprender el lamentable olvido y la extraña e interesada desvalorización de esta gran obra crítica. A ello habría que añadir lo que podríamos denominar la “paradoja Dostoyevski”: el escritor que más profundizó, hasta ahora, en la psique humana, ha sido el menos estudiado desde la perspectiva psicoanalítica. La crítica dostoyevskiana aún está muy atrás del genial escritor ruso. Aún está lastrada, en buena parte, de excesivos prejuicios ideológicos. Quizás podrían esgrimirse notables excepciones a esta situación, como los escritos del joven Lukács, Berdiáiev, Shestov, Pareyson o Julia Kristeva, por no citar al propio Freud, que abrió una senda crítica que Cansinos transitó a contracorriente y llevó mucho más allá. No deja de sorprender que Jung y los mitocríticos jungianos no se interesaran por Dostoyevski, y sí por la religión cristiana u otras orientales de India y China.
El Dostoyevski de Cansinos comienza justo donde termina Freud: “La divulgación de las teorías freudianas ha conferido un nuevo valor a la obra de Fiódor Mijáilovich Dostoyevski, que ya lo tenía tan grande en su calidad de pura novelística. A la luz de las referidas teorías adquiere Dostoyevski un nuevo interés, como el novelista de lo subconsciente, título que difícilmente ningún otro podría disputarle (…) sus personajes no proceden, generalmente, a pesar de estarse constantemente psicoanalizando -preocupación que ya delata su neurosis-, de un modo racional y sensato, previa deliberación de motivos, sino que se conducen a saltos, con bruscos esguinces, cual si llevaran dentro un motor de explosión (…) Lo subconsciente viene siempre, en la obra dostoyevskiana, a alterar los planes de la consciencia, a derruir las creaciones de lo racional. Lo fatal, es decir, lo irreductible, lo no sujeto a cálculo y medida, lo pasional que traiciona y no admite vasallaje, ese Bautista de cisterna herodiana que, en el momento menos esperado, surge y lanza su grito acusatorio; ese huésped que goza en presentarse cuando nadie lo llama; ese intruso, que quiebra la alegría y agua la fiesta, hace apariciones frecuentes en la obra dostoyevskiana, recordándonos la sima insondable sobre la que la razón edifica (…) Fiódor Mijáilovich Dostoyevski es el novelista de lo subconsciente. El padre literario de una estirpe de tarados, estigmatizados, epilépticos y dementes. De ahí la calidad evangélica de su obra y su opción al título de padre tutelar de los miserables” (páginas 309-312).
Cansinos hace del hombre del subsuelo el arquetipo de personaje dostoyevskiano por excelencia, y establece una correspondencia directa entre el subsuelo y lo subconsciente. Analiza con sutilísima, precisa y preciosa profundidad la genealogía moral y psíquica de los desdoblamientos trágicos de los complejos personajes representativos de Dostoyevski: “todos llevan dentro un demonio, luchan con el demonio. Son anormales que se dan cuenta de su anomalía y pugnan por rectificarla ajustándola a un marco normal. Son seres deformados por la educación o por una experiencia infantil, que los menoscaba y alicorta, sin llegar a dominar por completo sus temperamentos, de una vitalidad desbordante, exuberante, bárbara. Son almas de cosaco o tártaro, mal contenidas por la doma de la religión y la cultura. Representan casos de represión férrea y dolorosa, problemas de adaptación desdichadamente resueltos a medias (…) Su superyó, según la terminología freudiana, se venga despiadadamente de su yo rebelde, lo acribilla a remordimientos y les hace la vida imposible. El yo canta su mea culpa, se deshace en arrepentimientos y propósitos de enmienda, que quedan frustrados por el ello a la primera ocasión. Se sienten en poder de un demonio terrible o grotesco sin dejar de ser terrible, y no pocas veces concluyen por inventarse una de esas neurosis conciliadoras, que engañan el hambre de felicidad del paciente. Y el manicomio les abre al fin sus puertas del infierno, cuando creen haber encontrado el paraíso” (páginas 311-312). Cansinos traduxit, scripsit.
CITA BIBLIOGRÁFICA: J. García Gabaldón, “El Dostoyevski de Cansinos”, Recensión, vol. 6, Madrid, Recensión, 2021 [Enlace: https://revistarecension.com/2021/08/30/el-dostoyevski-de-cansinos/ ]