CLAVIJERO. EL ALIENTO DEL ESPÍRITU

RESEÑA. Autor: Sebastián Pineda Buitrago
Vol. 1 / enero 2019 – INDICE

Reynoso, Arturo, Francisco Xavier Clavigero. El aliento del Espíritu, México, Fondo de Cultura Económica, 2018, 573 pp. (ISBN: 978-60-74612-57-8)

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Forro_Francisco_Clavigero_Print.inddLa extraordinaria importancia de la figura y la obra intelectual de Clavigero (o Clavijero) para la cultura mexicana e hispanoamericana se ha visto en los últimos tiempos reactivada por la reconstrucción ya estable de la llamada Escuela Universalista Española o Hispánica del siglo XVIII, donde adquiere una dimensión intercontinental renovada, tanto en sentido antropológico y naturalístico como sencillamente humanístico general y de liderazgo mexicanista en el marco de dicha Escuela.

     La bibliografía sobre Clavijero, de diversa procedencia, continúa activa y todo parece indicar que en adelante habrá de afrontar una nueva época en razón del nuevo estado de cosas actual. Este nuevo estudio, de Arturo Reynoso, sobre el jesuita mexicano, epítome de la Ilustración novohispana o hispánica del siglo XVIII, ensancha lo que hasta este momento conocíamos en virtud de consultar otras fuentes textuales, es decir, al estudiar dos textos poco accesibles que no solían figurar entre la bibliografía clavigeriana: la Physica ParticularisRelación de los sucesos de la Provincia de México, desde el día 25 de Junio de 1776, y El vejamen, o Banquete de la Philosophia. Este último, por ejemplo, el historiador y también jesuita Arturo Reynoso lo consultó en una versión manuscrita en la Sala Cervantes de la Biblioteca Nacional de España. Se trata de un texto pedagógico bastante revolucionario para la época. Hay que empezar por recordar que como Vejámenes se entendía, en la pedagogía ignaciana, aquellos textos satíricos, redactados por catedráticos el final académico de curso a modo de celebración o moraleja. En el que Clavigero compuso, hacia el final del año 1776 en el Colegio Santo Tomás de Guadalajara, hay varias alusiones de simpatía con Descartes y en oposición a los tratados escolásticos. Por un lado, Clavijero se declara anti-misoneísta, es decir, se opone a quienes sienten odio o aversión a lo nuevo. Por el otro, para evitar que se confunda su anti-misoneísmo con un cuestionamiento a la tradición de la fe católica, recurre al capítulo nuevo del libro de los Proverbios con el fin de retomar la idea de un Banquete de la sabiduría. De modo que el plato más desabrido es el escolástico y el más vistoso o sabroso el cartesiano. En juzgar cada uno, pues, Clavijero discurre satírica y pedagógicamente al modo de un divertido informe de final de curso. Es de notar que éste es uno de los últimos textos escritos por el autor en territorio mexicano, es decir, antes de que la Pragmática Sanción del 2 de abril de 1767, promulgada por Carlos III, decretara el destierro de todos los miembros de la Compañía de Jesús de todos los territorios del imperio español. El libro de Reynoso incorpora este texto olvidado junto a dos anexos: 1) Un banquete. Vexamen; 2) Tesis cartesianas y proposiciones teológicas prohibidas por la 15a Congregación general de 1706, y 3) Relación de los sucesos de la Provincia de México desde el Día 25 de junio de 1767.

     ¿Qué añade o qué cambia este nuevo estudio en el estado actual de la bibliografía clavigeriana? Es de subrayar que el libro de Reynoso está prologado por Alfonso Alfaro, otro de los especialistas mexicanos en la obra de Clavijero. Reynoso y Alfaro encabezan las investigaciones sobre la materia si se recuerda un libro colectivo editado por este último e igualmente publicado por el Fondo de Cultura en 2015: Francisco Xavier Clavigero, un humanista entre dos mundos. Entorno, pensamiento y presencia. Aún más: en la revista Artes de México, una de las de más larga tradición en la prensa mexicana y caracterizada por monográficos bellamente ilustrados, Alfaro y Reynoso colaboran en el número 104,  cuyo subtítulo deja entrever el principal interés que parece mover a ambos investigadores: Los jesuitas y la construcción de la nación mexicana. Pues, si se ve bien, el principal aporte del libro de Reynoso consiste en dos postulados. Por un lado, reforzar los años mexicanos de Clavijero en función de las reformas pedagógicas que introducía la Compañía en el, para entonces, principal virreinato del imperio español cuyo territorio lindaba al norte con Alaska. Por otro, insistir en que, si Clavigero constituye un referente permanente para fundamentar una universalidad de lo mexicano, evidente en su Historia antigua de México (1780), ésta tiene una dimensión teológica. Para probarlo, Reynoso se apoya en dos textos anteriores que Clavijero escribió en protesta contra la expulsión, la Relación de los sucesos de la Provincia de México desde el día 25 de junio de 1768, y Sermón (1773), el discurso que dio a sus compañeros de México después de la suspensión de la orden y antes de dispersarse por varias partes del mundo.

     Pero valdría la pena preguntarse si, además de una dimensión teológica, hay también en Historia antigua de México un aparato retórico y literario, esto es, un pathos y un ethos. Pues Clavijero, por un lado, parece perseguir el efecto de una tragedia para intentar infundir en su audiencia un sentimiento de rechazo contra la injusta expulsión, mientras que por el otro parece reafirmarse en que los jesuitas expulsos, como él, llevaban consigo, en sus libros y documentos, el ethos y con éste el logos mexicano, esto es, el saber, el carácter, la segunda naturaleza o conformación teórica de aquella inmensa provincia, ya para entonces perdida de la mano de Dios. De ahí que el capítulo octavo del libro de Reynoso se titule “Visiones ilustradas sobre el Nuevo Mundo: la verdad ofuscada”. Pues con “verdad ofuscada” (término que podría reemplazarse por otro más acorde a la retórica clásica) Reynoso pretende reconstruir la ofuscación de Clavijero contra el monje holandés Cornelio de Pauw y el conde francés Georges Louis Leclerc, mejor conocido como Buffon (1707-1788). Este último, en su Histoire naturelle (1747-1788), inspiró las Recherches philosophiques sur les Américains (1768-1769) del primero, autor también de la entrada sobre América del Supplément à l’Encyclopedie (1751-1781) de Diderot y D’Alembert. En ambos textos, como es sabido, de Pauw hizo del Nuevo Mundo un lugar de clima insalubre y poblado por animales y hombres subnormales. Incluso de Pauw tildó de irrisoria e hipócrita la bula Sublimis Deus (1537), de Paulo III, con la que Roma reconoció la humanidad de los indios.  La «historia» humana se redujo a términos naturalistas, y el Nuevo Mundo –por el adjetivo nuevo– se consideró inmaduro o en vísperas de madurar, en el sentido biológico del término. De ahí que en el prólogo a su Historia antigua de México, escrita y publicada originalmente en italiano en 1780, Clavijero se haya ido lanza en ristre contra estos propagandistas del despotismo ilustrado. Es de notar que en la introducción a la sección de las “Disertaciones” (el texto agregado al final de la Historia antigua de México), Clavijero recupera la gracia y la ironía de su etapa mexicana al criticar satíricamente la Cartas americanas de Gian Ricardo Carli. Los funcionarios borbónicos en España, atentos a la producción intelectual de los jesusitas expulsos, censuraron aquel texto de Clavijero. No creyeron en que España, pese a la leyenda negra que contra ella mantuvieron las otras potencias europeas, estuviera exenta de las críticas a la superioridad europeísta que se adivinaban en los textos de Clavigero.

     No ignora Reynoso que Clavigero es un precursor del indigenismo y más exactamente de la ideología criolla. Valdría la pena que, en una segunda edición de importante aporte a la bibliografía del siglo XVIII novohispano, Reynoso incorporase el concepto de Ilustración hispano-italiana dotado por Aullón de Haro, justamente en referencia a los jesuitas españoles e hispanoamericanos exiliados en Italia. No hay que olvidar que Clavijero tuvo relación directa con Lorenzo Hervás (1735-1809), y que el mexicano nutrió la parte de su enciclopedia Idea dell’universo (1788-1792), la que va del volumen XVII al XXI y que trata de la sistematización y clasificación de las familias de idiomas. Ahora bien, y viendo en perspectiva la expulsión de los jesuitas en 1767, la eliminación de las capas intelectualmente cultas de una sociedad –sean o no afines al catolicismo– implica una pérdida irreversible. Desde la expulsión de Clavijero, para el caso, ni México ni España han vuelto a recobrar su centralidad o liderazgo en el mundo.