EL MÉTODO BIBLIOGRÁFICO (4).  LOS CATÁLOGOS DE AUTORIDADES Y SU TRATAMIENTO DE DIFERENTES TIPOS DE ENTIDADES

Vol. 14 / julio-diciembre 2025
SERIE METODOLOGÍAS
. Autora: Araceli García Martín

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El concepto de autoridad. Su necesidad, comienzo y evolución

Naturalmente, el investigador necesita saber con seguridad que cuando consulta un catálogo bibliográfico va a obtener como resultado la totalidad de las obras que éste posee sobre el autor, título, institución o materia sobre los que ha efectuado su consulta. Las diferentes formas de denominación de una misma obra, autor personal o forma de referirse a una temática deben estar previamente resueltas para que el conjunto de ítems ofrezca una resolución veraz.

Los propios catálogos cuentan con ayudas destinadas a garantizar la búsqueda más eficaz, y el usuario habrá de saber interpretar esa clase de indicaciones que le podrán reportar importante ayuda.

Las diferentes denominaciones de títulos, autores, materias y entidades se han de introducir en campos específicos a fin de que los sistemas puedan devolver no solo el conjunto de obras que responde a tales premisas, sino la información de las diferentes formas de denominación que se toman en cuenta. Igualmente, el sistema automatizado se entiende será capaz de guiar al usuario hacia otras formas de uso admitidas y no mantener únicamente la forma inicialmente solicitada.

Estas ayudas en la búsqueda de información han mejorado significativamente gracias a los medios tecnológicos, pero esencialmente ya se encontraban en los catálogos manuales. El usuario, cuando manejaba los ficheros tradicionales en papel, podía conducirse a partir de unas fichas a otras mediante indicaciones consignadas: véase, véase además, usado en lugar de, nombre antiguo de entidad, entre otras.

Los catálogos de autoridades son complejos y requieren continua revisión y puesta al día. No solo pueden cambiar de nombre las entidades participantes en la obra, o los nombres con que firman sus autores personales, sino que pueden referirse a responsables que no quedan claramente identificados en la publicación.

Ejemplo: un importante ejemplo que servirá para apreciar esta gran complicación lo encontrará el lector en la colección de ediciones críticas Corpus Hispanorum de Pace, editada por el CSIC y a cargo de su ideador, Luciano Pereña. La colección, que es la más importante aportación reconstructiva efectuada a la Escuela de Salamanca, tuvo después sin embargo una nueva y breve segunda fase o serie. La autoridad de esta colección (y de sus series) indica este nombre de Corpus Hispanorum de Pace como entidad responsable y capaz de reunir bajo esta denominación todo lo que aparezca vinculado a la misma. Igualmente, lo considera un título uniforme para toda la colección, con idéntico objetivo: por supuesto independientemente de los diferentes títulos de cada uno de los libros incluidos en la misma, y dado que todos se unen bajo el título común de Corpus Hispanorum de Pace.

Si bien cuando apareció el primer libro de esta colección se tenía preestablecido un programa de títulos y por consiguiente su número, finalmente hubo algunos títulos retrasados (cosa perfectamente comprensible e incluso predecible en el marco de una serie extensa de ediciones de elaboración compleja que presuponen traducciones desde la lengua latina, trabajos de crítica textual y estudios) y otros cambiaron el orden de títulos previstos. Con posterioridad a la gran serie fundamental, que además dispuso de volumen de índices, se estableció un nuevo equipo de investigación y edición que propuso nuevas series, aunque estas alcanzaron reducida progresión. Las portadas de los nuevos libros, separados de los anteriores de la serie fundamental, produjeron inevitable confusión, toda vez que adquirieron escaso desarrollo y la información acerca del caso apenas existió, con la consiguiente confusión y dificultad de discernimiento para bibliotecarios e investigadores. El resultado fue el añadido de algunos títulos huérfanos que perturbaban la gran serie fundamental estableciendo un vínculo confuso. Se da la circunstancia de que la colección llega a alojar, en sus últimos años, actas de congresos de temática bastante amplia, con lo cual no se identifican con claridad con los objetivos iniciales de la misma. En origen la colección era por completo ajena a actas de congresos u otras construcciones académicas. Es decir, se produjo una completa alteración, toda vez que el programa original estuvo acompañado de un proyecto extenso de crítica textual y produjo a su vez un entorno de valiosos estudios y comentarios o reseñas acerca del mismo. En resumen, la alteración producida no solo era atinente a asuntos bibliográficos sino que a ella debieron subyacer problemas externos al proyecto que exceden su entidad intelectual y bibliotecológica.

Tal vez no corresponda decir aquí que la colección, intencionadamente o no, padeció una despersonalización que entraña gran dificultad al bibliotecario. Incluso cupiera pensar en la posibilidad de nuevas alteraciones futuras. En Anexo II se han reunido los títulos y series que en el curso del tiempo se agregaron a la colección fundamental, dando lugar a la complejidad que supone crear una autoridad para agrupaciones diferentes.

En Anexo I también se han recogido ejemplos de diferentes tipos de autoridades pertenecientes a catálogos de diferentes bibliotecas. Esto permitirá una visión más cercana a la realidad de lo que puede encontrar a su servicio el usuario. Aunque pueda parecer redundante, se incluyen diferentes formas de tratar los distintos tipos de autoridades por entidades bibliotecarias de diferentes perfiles culturales. El investigador podrá apreciar la enorme cantidad de información útil que reúnen. Es de capital importancia para la investigación prestar atención a la relación de fuentes en que se basa el registro bibliográfico de la autoridad. Muchas veces el investigador percibe como incompleto o incorrecto un registro porque no encuentra reflejadas todas las fuentes que considera de interés, pero hay que entender que el bibliotecario probablemente no ha dispuesto de esas fuentes, además de que no es, probablemente, un experto en la materia, si bien puede asesorarse ejerciendo la consulta entre investigadores. Ciertamente, el especialista debe saber analizar y sacar todo el partido posible a la información que se le ofrece, aunque esto no sustituya su propia investigación.

Los catálogos bibliográficos han mejorado gracias a las nuevas tecnologías, pero lo cierto es que los métodos bibliotecarios han sustentado y aportado un gran conocimiento de siglos. Los motores de búsqueda de los recursos actuales más avanzados tecnológicamente pueden incorporar en sus algoritmos ese conocimiento previo y pueden automatizar sus búsquedas y oferta de resultados a una enorme velocidad. Si se piensa, cabe concluir que toda la web es una especie de gigantesca biblioteca de materiales documentales diversos ordenados de modo que puedan ser recuperados de acuerdo con ciertas rutinas de búsqueda flexibles. Estas rutinas de búsqueda se apoyan en información estructurada en campos preestablecidos. La digitalización de fondos antiguos en papel, y la nueva edición electrónica, nos permiten acceder a obras completas sin necesidad de desplazarnos a las bibliotecas físicas, pero la identificación solo es posible gracias a la estructuración de la información en campos que identifican perfectamente cada fuente.

Los datos, muchas veces abiertos, se pueden enlazar de modo automático por sistemas inteligentes y crear nuevos productos de información en los que ya la actividad humana queda reducida a sus fases previas. Esta capacidad de actuar con datos enlazados abiertos (linked open data) hace posible, y de un modo sencillo, crear, por ejemplo, bibliotecas virtuales especializadas con fondos pertenecientes a distintas entidades.

Es preciso hacer notar al investigador y usuario la forma en que está organizada la información bibliográfica en los catálogos y hacer posible el mejor aprovechamiento de la información, ya sea en bibliotecas tradicionales o en bibliotecas de fondos digitales que permitan la disposición de textos completos sin necesidad de moverse de la propia mesa de trabajo.

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La autoridad bibliotecaria

Los catálogos de las bibliotecas dan entrada a las diferentes obras por puntos de acceso de diferentes categorías: autores personales, entidades, materias, términos geográficos, y otros.

Ciertamente, los autores pueden firmar sus obras de diferentes maneras (con un apellido, con dos, mediante un nombre simple o compuesto, con solo la inicial), las entidades van cambiando de nombre con los años, los nombres geográficos pueden ser usados en español o en la lengua de una región o comunidad autónoma… Pero es importante, ante la consulta de un usuario, que todos los libros que entran en el catálogo de un mismo autor, de una misma entidad, de una misma materia, de un mismo espacio geográfico …, le sean devueltos como respuesta, independientemente del nombre utilizado en el propio libro. Ya no se trata de disponer de un catálogo bien organizado por sí mismo, que ya es importante, sino de satisfacer las necesidades de información del usuario.

A esa forma aceptada de los puntos de acceso es a lo que llamamos autoridad. Es una metodología de normalización puramente bibliotecaria, pensada, en principio, para una colección concreta, aunque gracias a los desarrollos informáticos su uso se ha automatizado y se puede compartir la información en tiempo real entre bibliotecas de todo el mundo.

El origen de esta necesidad de control surgió, como es lógico, en bibliotecas muy grandes y con muchos fondos, pues ellas son las que precisan de más herramientas de control. Las bibliotecas pequeñas pueden ser abarcadas sin necesidad de una sistematización tan profesional.

Los primeros bibliotecarios que abordaron las autoridades son el italiano Antonio Panizzi y el estadounidense Charles A. Cutter. Panizzi afrontó, en la primera mitad del siglo XIX, durante su trabajo como bibliotecario en la Biblioteca Británica, la revisión del catálogo principal. Para ello redactó las 91 Reglas de Catalogación en 1841, reglas destinadas a catalogar libros impresos, mapas y música. Estaban concebidas para recuperar por autor personal o por entidad, además de agrupar las obras de un mismo autor con sus distintas ediciones y traducciones.

Pocos lustros después, el Ministerio de Educación estadounidense solicitó al bibliotecario estadounidense Charles Ammi Cutter una investigación sobre el estado de la catalogación de las bibliotecas. Publicó Reglas para un catálogo-diccionario, que consta de 31 reglas dedicadas a la redacción de epígrafes y materias. Esta obra ha sido la base de los listados de encabezamientos de materia bibliotecarios. Cutter trabajó también sobre los sistemas de clasificación bibliotecaria, esenciales para organizar grandes bibliotecas.

Panizzi y Cutter establecieron las bases conceptuales de lo que es la autoridad bibliotecaria y definieron su forma de registrar sus posibles variantes en los grandes catálogos de sus ricas bibliotecas. Les guiaba la necesidad de mantener un orden metodológico para sus colecciones, pero pronto se vio que además era imprescindible para que el usuario no se llevara una respuesta parcial sobre lo que tiene la biblioteca de un determinado autor o tema.

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La materialización de los puntos de acceso autorizados

Como es evidente, todo catálogo bibliográfico necesita contar con puntos de acceso normalizados para autores personales, entidades, títulos uniformes y materias que permitan describir unívocamente cada libro y que puedan ser localizados por los usuarios.

La forma establecida como válida, de entre todas las variantes posibles de esos puntos de acceso es la autoridad, y se establece mediante un procedimiento de gestión o control de autoridades.

La forma de los puntos de acceso no considerados válidos estarán debidamente relacionados con los que sí lo son, de modo que el usuario sea capaz de identificar la obra y recuperarla.

En los registros de autoridad son de gran interés las notas. En ellas se informa de las fuentes de información utilizadas para establecer el encabezamiento principal, así como la fecha de creación y actualización, pues los propios conceptos, al igual que las ciencias, evolucionan y se enriquecen, y es necesario saber en qué año se estableció de esa forma determinada.

Veamos algunos casos del Catálogo de Autoridades de la Biblioteca Nacional de España:

– Ejemplo de autoridad de un nombre de persona que cuenta con un seudónimo: Cecilia Böhl de Faber firma como Fernán Caballero. Se autoriza Fernán Caballero, pero como encabezamientos alternativos se incluyen las distintas variantes de su nombre natural.

Encabezamiento autorizado

Caballero, Fernán. 1796-1877

Encabezamientos alternativos

Boehl de Faber, Cecilia — 1796-1877

Boehl de Faber y Larrea, Cecilia — 1796-1877

Boehl de Faber y Ruiz de Larrea, Cecilia — 1796-1877

Böhl de Faber, Cecilia — 1796-1877

Fernán Caballero — 1796-1877

Fernán-Caballero — 1796-1877

Datos encontrados en la fuente

La Gaviota, 1985 — port. (Fernán Caballero)

El pueblo andaluz, de Fernán-Caballero, et al., 1995 (facs. de la ed. de 1890) — port. facs. (redactado en verso y prosa por la señora Fernán-Caballero …)

Palau — (Böhl de Faber, Cecilia)

Dic. de seud. literarios españoles, Rogers y Lapuente — (Fernán Caballero; seud. de Cecilia Böhl de Faber (1796-1877))

Dic. de literatura española e hispanoamericana, 1993 — (Caballero, Fernán (Morgues, Suiza, 1796-Sevilla, 1877); nombre de pluma de Cecilia Böhl de Faber)

Cat. manual de la B.N. — (Caballero, Fernán. Seud. de Cecilia Boehl de Faber)

Iconografía Hispana — n. 1197 (Boehl de Faber y Larrea, Cecilia. «Fernán Caballero»)

WWW Blog La web de las biografias, 24-07-2018 — (Cecilia Boehl Faber cultivo el cuento y la poesía popular andaluza, oraciones, adivinanzas y refranes populares e infantiles) — http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=bohl-de-faber -cecilia

Otro identificador estándar

http://www.larramendi.es/aut/FILA20180015755

http://viaf.org/viaf/9859150/

https://isni.org/isni/0000000108685102

http://www.wikidata.org/entity/Q291397

https://data.cervantesvirtual.com/person/111

Campo de actividad

Poesias Cuentos infantiles Cuentos Refranes y proverbios Novelas

Ocupación

Poetas Novelistas Escritores

Fuente

981060821281008606

Fechas codificadas especiales

1796 1877

Lugar asociado

Suiza, Vaud (Cantón), Morges

España, Andalucía, Sevilla (Provincia), Sevilla

Ubicación electrónico y acceso

https://www.bne.es/es/autores/bohl-faber-cecilia

Idioma asociado

Español

– Ejemplo de entidad o nombre corporativo, correspondiente a la Biblioteca Nacional de España, anteriormente llamada Biblioteca Nacional:

Encabezamiento autorizado

Biblioteca Nacional de España

Encabezamientos alternativos

National Library of Spain

Bibliothèque nationale d’Espagne

Biblioteca Nacional d’Espanya

Espainiako Liburutegi Nazionala

BNE

Términos relacionados

Biblioteca Nacional (España). Entidad predecesora:.

Biblioteca Nacional de España. Fundación Amigos.

Datos encontrados en la fuente

Dibujos de arquitectura y ornamentación de la Biblioteca Nacional, 2009 — port. (Biblioteca Nacional de España)

Real Decreto 1638/2009 de 30 de octubre por el que se aprueba el Estatuto de la Biblioteca Nacional de España — (El organismo autónomo Biblioteca Nacional pasa a denominarse Biblioteca Nacional de España. A sus anteriores funciones se le añaden el organizar y planificar la conservación del patrimonio digital y la promoción y participación en programas de cooperación internacionales, como la Biblioteca Digital Europea)

Otro identificador estándar

http://viaf.org/viaf/159172356

https://isni.org/isni/0000000417659012

https://www.wikidata.org/wiki/Q750403

Fuente

981060520660208606

Fechas codificadas especiales

2009

Otros atributos de la persona física o jurídica

Bibliotecas nacionales

Lugar asociado

España Madrid (Comunidad Autónoma), Madrid

España Madrid (Comunidad Autónoma), Alcalá de Henares

Idioma asociado

Español

– Ejemplo de materia en evolución permanente  que es necesario especificar para una correcta identificación de los libros que la tratan:

Informática.

Encabezamiento autorizado

Informática

Encabezamientos alternativos

Ciencia de los ordenadores

Información automática

Información

Tecnología de los ordenadores

Términos relacionados

Telemática.

Industria informática.

Informáticos.

Inteligencia artificial.

Lenguajes de programación.

Ordenadores.

Proceso de datos.

Redes informáticas.

Sistemas de información.

Sistemas informáticos.

Tecnología de la información.

Teoría de la información.

Datos encontrados en la fuente

LCSH — (Computer science)

LEM — (Informática)

Nota:

Úsase únicamente para los manuales teóricos de esta ciencia

Término equivalente

Computer science

Informàtica

Informática

Informatica

Informatika

Otro identificador estándar

http://id.loc.gov/authorities/subjects/sh89003285

http://lemac.sgcb.mcu.es/Autoridades/LEMAC201211205/concept

http://lemag.sgcb.mcu.es/Autoridades/LEMAG201302357/concept

http://lemav.sgcb.mcu.es/Autoridades/LEMAV2015010302/concept

http://purl.org/bncf/tid/1576

Fuente

981060516916808606

– Ejemplo de un título uniforme: La Chanson de Roland. Para unificar en el catálogo todos los libros que se refieren a esta obra, se crea un título uniforme autorizado, y por él se responde, aunque se busque por otras alternativas, como por ejemplo, La Canción de Rolando, entre otras:

Encabezamiento autorizado

La Chanson de Roland

Encabezamientos alternativos

Chanson de Roland et le roman de Roncevaux

Chanson de Roland ou de Roncevaux

Chanson de Roncevaux

Roland

Términos relacionados

Cân Rolant.

Roelantslied.

Roncesvalles.

Rolando (Personaje de ficción).

Datos encontrados en la fuente

R.C.

Otro identificador estándar

http://viaf.org/viaf/178210682

Fuente

981060618969908606

El nombre elegido como punto de acceso autorizado será el que identifique a la entidad de una manera consistente, ya sea porque se encuentre más frecuentemente en las obras o porque sea un nombre muy aceptado por los usuarios.

Cuando se consulta un término que no es el admitido o autorizado, en los ficheros de autoridades se da una referencia de reenvío que dirige al usuario al término que debe utilizar: véase.

Cuando se pregunta por un término que está admitido, pero que puede mantener relaciones con otro, se sugiere al usuario que también busque por ese término, pues podría resultarle útil: véase además.

Resulta evidente la mejora de las búsquedas si se cuenta con unos puntos de acceso autorizados. Con el uso de los catálogos en línea, surge la necesidad de crear ficheros de autoridades también en línea.

Este requisito lo cumple el fichero VIAF (Virtual international authorities file), Fichero de autoridades internacional virtual, en español. Es un proyecto conjunto de varias bibliotecas nacionales, entre ellas la española, implementado y alojado por OCLC (Online Computer Library Center), para explorar la posibilidad de combinar virtualmente sus registros de autoridad para formar una sola base de datos de autoridades para todo el mundo, y ponerla a libre disposición en la Red. Los usuarios pueden buscar en una base de datos única utilizando su lengua de preferencia. Se trata de respetar las tradiciones catalográficas nacionales a la hora de establecer el nombre de una persona o una entidad corporativa, y hacer equivalentes las formas preferidas o autorizadas en cada país. El sistema identifica y enlaza los registros de autoridad que corresponden al mismo autor, y los presenta en un único registro que suma los registros individuales de todas las bibliotecas. Equipara al mismo nivel todos los encabezamientos  aceptados de las bibliotecas individuales, y suma los alternativos, sin establecer un encabezamiento como preferido ante todos los demás[1].

El respeto por el pluralismo lingüístico y cultural y el nuevo enfoque basado en el usuario, ha dado lugar a la consolidación de la idea de la importancia del intercambio de información a nivel internacional, conservando, a la vez, las necesidades lingüísticas y culturales de cada nación. El actual concepto de control de autoridades, en el contexto del catálogo automatizado, considera que se ha de mantener una forma única y universal de la autoridad con las relaciones entre las diferentes formas nacionales autorizadas.

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La evolución en los sistemas automatizados

La actualización de las ideas de Antonio Panizzi y Charles A. Cutter para adaptarlas, ya en el siglo XX, a los nuevos catálogos automatizados de bibliotecas, dio como resultado unos registros más normalizados y una calidad mayor en las búsquedas de información, pues independientemente de la variante del nombre por la que se pregunte, el sistema va a ofrecer toda la información bibliográfica disponible.  A la mayor consistencia al catálogo bibliográfico, gracias a unos puntos de acceso autorizados, labor del bibliotecario, se une la capacidad del usuario en su tarea de búsqueda y recuperación de la información.

Otro logro añadido, gracias a la normalización de la catalogación legible por máquina, es la capacidad de intercambiar registros (datos en general) con otras bibliotecas, e incluso crear catálogos colectivos gracias a la estructura y los encabezamientos autorizados compartidos. Esta unificación estructural y nominal fortalece la colaboración, agiliza tareas, (lo que favorece a los centros catalogadores y a los usuarios) y abarata costes.

La posibilidad de elaborar y compartir un catálogo entre centros de diferentes países nos introduce en la idea del control de autoridades multilingüe: cada país incorpora el término o nombre en su lengua y el usuario, independientemente de la lengua desde la que realiza la consulta, obtiene todos los registros aportados por los centros cooperantes.

Ofreceremos un ejemplo ilustrativo de que incluso en los nombres de personas se podrían dar casos de pérdida de información si se buscaran sus obras por su nombre en latín, español, italiano, etc, en un catálogo que careciera de un control de autoridades multilingüe:

https://www.larramendi.es/poligrafos_y_autores/es/consulta_aut/registro.do?control=POLI20090019645

Nombre autorizado:

Andrés, Juan, 1740-1817

Formas alternativas del nombre:

Andrés Morell, Juan, 1740-1817

Andrés y Morell, Juan, 1740-1817

Morell, Juan Andrés, 1740-1817

Andres, Juan (Juan), 1740-1817

Andrés, Giovanni, 1740-1817

Andres, Juan

Andres y Morell, Juan

Andrés y Morell, Juan S.I., 1740-1817

Andreas, Johannes, 1740-1817

Andreasius, Johannes, 1740-1817

Andres, Johannes, 1740-1817

Andresius, Johannes, 1740-1817

Andrés Morell, Juan

Andrés, Giovanni S.I., 1740-1817

Andrés, Juan S.I., 1740-1817

Andrés, Jean, 1740-1817

Andrés, Giovanni

Andrés, Jean.

Morell, Juan Andrés y, 1740-1817

Morell, Juan Andrés y.

Juan Andrés

La búsqueda en el Catálogo Mundial (WorldCar), constituido por bibliotecas de diferentes países y lenguas, permite ver que se identifican perfectamente sus obras (en este caso hay 258 títulos en el catálogo) y desaparece toda posible ambigüedad respecto de otro autor que pudiera llevar el nombre de Juan Andrés:

https://search.worldcat.org/es/search?q=juan+andres&author=Andre%CC%81s%2C+Juan&itemSubType=book-printbook&itemSubTypeModified=book-printbook

Resultados (no se incluyen todos):

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La normalización y estructuración de la información y su aportación a la web

Aunque las catalogaciones realizadas de forma manual o automatizada cuentan con el mismo valor informativo y ambas buscan lograr la identificación de cada pieza de una colección bibliográfica de modo que se pueda localizar y utilizar, la diferencia está en la superior utilidad que se logra con el mismo trabajo cuando se usan herramientas informáticas de información y comunicaciones. A esta ampliación se ha llegado por el desarrollo de las tecnologías de las que la catalogación se ha beneficiado.

Actualmente los catálogos, bien sean de una entidad, de una asociación o consorcio, o de una red, utilizan la tecnología web y son accesibles en línea. Su actualización se produce en tiempo real y el usuario dispone de terminales de acceso en línea en los que realizar las búsquedas desde cualquier dispositivo con acceso a Internet.

La catalogación -tanto automatizada como manual- permite la progresiva creación de la base de datos bibliográficos mediante la adición sucesiva de los registros individuales de cada una de las obras de la biblioteca, independientemente de su tipología: libros, películas, piezas de audio o vídeo, etc.

Dado el enorme volumen de documentación que se maneja en nuestros días, la pura descripción formal tiene que ir acompañada de unos elementos de descripción del contenido que permitan al usuario encontrar documentos de su interés sin necesidad de conocer los datos más habituales de autor o título, recurriendo a las búsquedas por materias.

Se ha podido ver que, para garantizar la uniformidad de los encabezamientos, los programas de gestión bibliotecaria permiten consultar en pantalla los registros de autoridades (forma autorizada y única de denominar a un autor, una entidad o una materia) y capturar las formas de denominación únicas y válidas para el nombre del autor, entidad y materia por los que se pregunta. El documento que se cataloga incluirá en su descripción esos nombres que están debidamente autorizados.

Esta labor previa ha sido fundamental para poder evolucionar hacia las bibliotecas digitales y la web semántica (XML/RDF, Ontologías[2]), capaces de poner a disposición del usuario muchos más contenidos. Pero la búsqueda de información realizada por el propio usuario da resultados no siempre bien ajustados a un sistema de recuperación diseñado y pensado por expertos, y puede encontrarse con la evidente sensación de que gana la cantidad a la calidad, lo que requiere de tiempo para la depuración posterior. Los Sistemas Integrados de Gestión Bibliotecaria (SIGB) modernos incluyen descubridores, capaces de rastrear todos los tipos de información (el catálogo de la biblioteca, la biblioteca digital, bases de datos y revistas electrónicas, etc.) para ofrecérselos al usuario.

En 2001 surgieron los postulados de la web semántica, cuyo objetivo es identificar la información de forma unívoca y establecer relaciones entre los objetos digitales con miras a facilitar una recuperación más eficaz de la información. Para ello se definen los conceptos de modo que no dé lugar a interpretaciones plurales e incorpora elementos informáticos automáticos a fin de manejar los conceptos.

Para definir los conceptos se utilizan basa criterios de la Semántica. Los significados deberán permitir la interpretación y procesamiento por máquinas.  Para ello, deberá ser posible clasificar cada elemento. Entran en juego los metadatos: datos que describen otros datos y nos permiten conocer el tipo de recurso web que estamos manejando. Por último, las llamadas ontologías nos permiten establecer jerarquías y relaciones entre conceptos, previamente acordadas y normalizadas por expertos, legibles e interpretables por las máquinas.

La web semántica aporta la descripción conceptual a la información que se sube a Internet, lo que permite que esa información se procese de un modo más técnico: las respuestas a las consultas de los usuarios se basan en análisis de contenido, lo que supone un gran avance cualitativo si lo comparamos con la devolución, como respuesta, de documentos en los que están presentes las cadenas de caracteres implicadas en las búsquedas. Esto último es lo que hacen los motores de búsqueda tradicionales. Es el cambio que supone utilizar herramientas de inteligencia artificial que permiten gestionar el conocimiento presente en las unidades de información y que ha sido previamente descrito conceptualmente y organizado en una estructura de datos.

La tarea de ir transformando los documentos de la web normal disponibles en Internet a documentos de la web semántica, no es automática, pues exige aplicar definiciones y clasificaciones de conceptos, dotar de metadatos y establecer las correspondientes relaciones de las ontologías. De momento se requiere la labor humana en el procesamiento previo para que luego se puedan automatizar los procesos.

La web actual más utilizada se basa todavía en un lenguaje natural insuficientemente adaptado a los criterios tecnológicos, por lo que adolece de falta de estructuración de contenidos y carencia de descripciones normalizadas para los recursos digitales, lo que se ve reflejado en la ambigüedad de los resultados que recuperan los motores de búsqueda generalistas.

Al introducir el concepto de la web semántica ha quedado adelantado el hecho indudable de la base lingüística en el proceso de descripción de los elementos informativos presentes en cualquier tipo de documento, ya se trate de la descripción más clásica o la auxiliada por la tecnología de la actualidad. Conocer la lingüística y la gramática de una lengua es fundamental para marcar correctamente las palabras, que constituyen sus elementos significantes, y que posteriormente las máquinas puedan automatizar sus procesos sin errores que afecten al significado.

Al final, no estamos hablando sino de un lenguaje, con sus reglas, relaciones y estructura. Pero este lenguaje no sólo debe ser interpretado por humanos, sino por máquinas, lo que requiere un exigente procedimiento, por no poder apoyar la comprensión o capacidad de comunicación en elementos ajenos al propio lenguaje en sí –un gesto, un juego de palabras, unos signos de puntuación…-, como ocurre en el lenguaje humano.

También en la catalogación hay una base lingüística, sobre todo en los puntos de acceso de contenido, que se controlan y normalizan mediante el empleo de lenguajes documentales. Van muy ligados a la lengua en que se realiza la descripción del documento. La Lingüística Computacional o Procesamiento del Lenguaje Natural (PLN), es una disciplina de la Inteligencia Artificial que se ha puesto al servicio de la descripción de contenidos bibliográficos con no mucha fortuna todavía. Se intenta imitar la capacidad humana de hablar y entender, por lo que son de gran utilidad los programas que reconocen el habla, los traductores y elaboradores de resúmenes automáticos, los analizadores sintácticos y morfológicos, entre otros recursos.

No es fácil traducir los lenguajes documentales concebidos para el uso en una lengua concreta para poder hacerlo de forma automática en otra. Necesitan una compleja adaptación, pues en su representación original respondían a una concepción sociológica, conceptual y cultural concretas. A pesar de ello, y gracias a que cuentan con un software que une el uso de técnicas estadísticas de probabilidad a análisis morfosintácticos específicos de las lenguas implicadas, cada vez se utilizan más los programas de traducción automática, sobre todo en el campo de noticias de actualidad en la prensa internacional, muy demandado por cualquier tipo de usuario.

La web semántica exige que los términos que identifican los conceptos estén rigurosamente prefijados, sin posibilidad de interpretaciones diferentes, pues sólo así se podrán establecer relaciones automáticas entre ellos. Para lograr esta relación unívoca es imprescindible, por parte de quien esté preparando los documentos para su posterior recuperación por el usuario, un buen conocimiento lexicológico, lingüístico y gramatical de la lengua en que están escritos esos documentos.

En la web se intenta que todos los datos se puedan vincular, sin quedar parte de ellos aislados e ilocalizables. Lo mismo sucede con los sistemas clasificatorios o con los tesauros.

Las herramientas de descripción documental que las bibliotecas vienen usando desde hace siglos, tras su automatización, han resultado de gran interés para otros desarrollos que manejan una cantidad más elevada de datos. Es más: los datos se pueden retroalimentar mediante la interconexión de datos abiertos, y crear más datos de forma totalmente automática.

Para tratar el Big Data, los enormes volúmenes de datos que construyen la información, es imprescindible contar con una estructura prefijada que diseñe previamente cada campo de datos: el usuario lo suele visibilizar en forma de plantilla. Una vez que se usa esa arquitectura común, es fácil comprender que las máquinas puedan entender su lenguaje y pasárselo de unas a otras: es el intercambio de datos.

Cuando un voluntario realiza, por ejemplo, páginas de Wikipedia, asume con gran naturalidad que está trabajando con información perfectamente etiquetada en una estructura rígida.

Si tratamos de datos, y seguimos en la misma línea de productos informativos y documentales, cabe recurrir a la Wikidata. Ambas, Wiquipedia y Wikidata son enormemente utilizadas, por lo que sirven como ejemplo.

En Wikidata los datos estructurados se refieren a datos que se han organizado y almacenado de una manera definida, a menudo con la intención de codificar el significado y preservar las relaciones entre diferentes tipologías de datos dentro de un conjunto de datos. Lo que al final obtiene el usuario es información, y es el resultado de la recopilación y el análisis de los datos.

Apelando a la estructura o plantilla de la que hablábamos, decir que Wikidata se compone de entradas basadas en formularios para agregar datos a los elementos.

Los datos almacenados en Wikidata se pueden utilizar para generar todo tipo de listas o tablas de elementos autorizados (autoridades), automatizadas y actualizadas de modo permanente, acompañando a la evolución de los propios términos.

Las colecciones de datos estructurados se organizan según un modelo de datos, igual que ocurre con los registros bibliográficos presentes en los catálogos. Los modelos de datos son legibles por máquinas, lo que significa que pueden ser comprendidos por una computadora. El modelo de datos también traduce esencialmente los patrones del lenguaje natural humano a algo que las máquinas pueden procesar.

Además de ser una colección de datos estructurados, Wikidata también admite datos enlazados. Los datos enlazados se refieren a la práctica de publicar datos estructurados para que puedan interconectarse. Los datos aportados por voluntarios también pueden vincularse con otros conjuntos de datos, bases de datos y fuentes de datos de toda la web.

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Conclusión

El control de autoridades crea un catálogo bibliográfico consistente, ya sea automatizado o manual y de la misma manera actúa con los datos en la web. Elimina sinonimias, da seguridad a la ordenación de los propios datos y aporta respuestas válidas a las consultas de los usuarios.

Un catálogo, como conjunto de descripciones de documentos, no tiene sentido si no va acompañado de unos puntos de acceso que permitan organizar y agrupar esta información para que, posteriormente, sea localizada y recuperada por los usuarios. De ahí la gran importancia que la calidad de estos puntos de acceso tiene en la recuperación de la información. Cuando se establece la forma del punto de acceso (de entre todas las variantes posibles que se van a utilizar para todos los asientos del catálogo que se refieren a un mismo autor o materia, independientemente de la forma en que se presenten en el libro catalogado), a esta forma acordada se le denomina autoridad. Para que un punto de acceso de cualquier tipo cumpla eficazmente su función, es preciso que sea sometido a lo que se denomina gestión o control de autoridades.

El control de autoridades es el proceso de unificar, mediante la utilización de una forma normalizada, única e inequívoca, los puntos de acceso de los catálogos y mostrar además las relaciones entre los distintos puntos de acceso. Es decir, supone la normalización de los nombres de personas, entidades, títulos uniformes o materias, que pueden constituir el punto de acceso principal o los secundarios de un catálogo. Su finalidad es facilitar la identificación y la recuperación de los documentos almacenados, evitando las confusiones a que se pueden prestar los homónimos, sinónimos o la variedad de nombres con los que puede ser denominado una persona, entidad, obra, tema o concepto.

El control de autoridades ejercido durante más de un siglo por los bibliotecarios ha sido fundamental para organizar la información en la actual web.

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ANEXOS:

I. Ejemplos de encabezamientos en los Catálogos de Autoridades de diferentes instituciones, tanto de materias como de personas

II. Relación de obras que componen CORPUS HISPANORUM DE PACE.


NOTAS:

[1] Para llegar a este nivel de acuerdo entre bibliotecas de diferentes países han sido necesarios muchos pasos previos: desde tener una normativa de descripción de libros compartida (ISBD: Descripción Bibliográfica Internacional de Libros), hasta su procesamiento formateado (MARC: Catalogación legible por Máquina). Con estos precedentes, se pudo asumir el asunto normalizador de los puntos de acceso que supone la creación de las autoridades. Cuenta con distintas directivas, todas ellas bastante compatibles entre sí: Guidelines for authority and reference entries (GARE, Directrices para los asientos de autoridad y referencia);  (GARR, Directrices para registros de autoridad y referencias);  Guidelines for subject authority and reference entries (GSARE); FRAD (Functional requirements of authority data, Requerimientos funcionales para datos de autoridad); FRSAD: Requisitos funcionales para registros de autoridad de materia ; FRSAR: Functional requirements for subject authority records),…

Estas normas bibliotecarias tienen en cuenta las normas ISO. Así, por ejemplo, el ISNI sigue la norma ISO 27729:2012 que establece la norma internacional de identificación de nombres de autores personales y corporativos que intervienen en la creación y distribución de obras intelectuales de cualquier tipo. Asignan al nombre público de un autor su “identidad pública”:  un número único y persistente para resolver problemas de ambigüedad de nombres en la búsqueda, y así poder difundir cada ISNI asignado en los repertorios de todo el mundo para que cada obra publicada pueda ser atribuida inequívocamente a su creador. La Biblioteca Nacional de España se ha convertido en Agencia de Registro y puede asignar identificadores ISNI. Un caso similar lo proporciona el código ORCID (en inglés, Open researcher and contributor ID; en español, Identificador abierto de investigador y colaborador). Es un identificador único y permanente de 16 dígitos que identifica de manera única a científicos y académicos, para evitar errores en los nombres de los autores.  

[2] OWL (Web Ontology Language), es un lenguaje de marcado para publicar y compartir datos usando ontologías en la WWW. OWL tiene como objetivo facilitar un modelo de marcado construido sobre RDF y codificado en XML.


CITA BIBLIOGRÁFICA: A. García Martín «El método bibliográfica (4). Los catálogos de autoridades y su tratamiento de diferentes tipos de entidades», Recensión, vol. 14 (julio-diciembre 2025) [Enlace: https://revistarecension.com/2025/09/27/el-metodo-bibliografico-4-los-catalogos-de-autoridades-y-su-tratamiento-de-diferentes-tipos-de-entidades/ ]

 

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