Vol. 12 / julio 2024
RESEÑA. Autor: Jesús García Gabaldón
Fiódor Dostoievski y Anna G. Dostoievskaia, Anatomía de un ludópata. Generación, éxtasis y muerte de El jugador, trad. y notas de F. Otero Macías, Madrid, Mishkin Ediciones, 2023, 297 pp. (ISBN: XXX)
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Entre los autores rusos y cervantistas, Dostoievski, llevado de la pasión por la vida, el amor y el juego hizo de la creación literaria trasunto de su propia experiencia vital. Hacia 1866 simultanea la escritura de dos de sus grandes novelas, Crimen y castigo y El jugador. Hace ya casi medio siglo que contamos con traducciones directas y de calidad. A pesar de ello, no resulta habitual encontrar en el ámbito hispánico ediciones de interés crítico original y contrastado de obras clásicas de la literatura rusa. En una tradición ecdótica muy bien establecida como es la de nuestra lengua, como propia, pero no tanto como receptora de ficción, conviene tener en cuenta lo referido.
Estamos ante una edición singular de El jugador. Sin embargo, no resulta fácil adivinar por la portada e incluso por la contracubierta, el contenido de este valioso volumen publicado por Mishkin Ediciones. A ello nos ayuda la cubierta, diseñada por KEN, en la que distinguimos sobre el fondo de un retrato facial partido y pixelado, dos autores y varias obras en la parte superior de la cabeza tomada por otro fondo negro. Por un lado, encontramos FIÓDOR M. DOSTOIEVSKI, en mayúsculas y color rosa, en dos líneas subrayadas. Debajo, también en mayúsculas, pero en un cuerpo menor, aparece, también en dos líneas: ANATOMÍA DE UN LUDÓPATA: CARTAS DESDE ROULETTENBURGO + EL JUGADOR. Bien, pensamos, se trata de Dostoievski. Hasta ahí, está claro. Queremos suponer que lo que aparece después en forma de enigmática ecuación son los títulos de las obras. Ahora bien, ¿de qué obras se trata? ¿Cuántas son? Aquí comienzan nuestras dudas: ¿hay alguna obra de Dostoievski que se titule “Anatomía de un ludópata”? No, que sepamos. ¿Y “Cartas desde Roulettenburgo”? Tampoco. Que sepamos, “Roulettenburgo” es un lugar ficticio. ¿Se pueden escribir cartas desde un lugar ficticio? Ciertamente sí, pero no es el caso de Dostoievski. Lo que sí está claro es que se trata de El jugador, la célebre novela publicada por Dostoievski a finales de 1866. Algo es algo. Veamos lo que sigue. En claro paralelismo con la parte superior, encontramos también en mayúsculas y en dos líneas subrayadas: ANNA G. DOSTOIÉVSKAIA. Está claro, es la segunda mujer de Dostoievski: Anna Grigórievna. Snítkina, de soltera, Dostoiévskaia, tras casarse con el escritor ruso el 15 de febrero de 1867. Lo que ya no está tan claro son las dos líneas inferiores, escritas también en mayúsculas: GENERACIÓN, ÉXTASIS Y MUERTE DEL JUGADOR. La confusión es total. Que sepamos, la segunda mujer de Dostoievski escribió unas Memorias (Воспоминия) y un Diario del año 1867 (Дневник 1867 года). Se ha publicado también la correspondencia de Dostoievski con su segunda esposa. Pero no nos queda claro de qué obra se trata.

Para saber de qué textos se trata, debemos leer la “Nota a los textos”, de Fernando Otero, uno de los más destacados traductores de Dostoievski al castellano de nuestros días, y fijarnos atentamente en el esquemático índice, donde se nos indica que el libro en cuestión está estructurado en tres partes tituladas: “Hacia el jugador, el jugador y final de juego”. El volumen ofrece una nueva traducción de El jugador, a cargo de Fernando Otero, acompañada de una selección inicial y otra final de cartas dirigidas a Dostoievski o escritas por él, así como de dos capítulos de las Memorias de Anna Grigórievna, la segunda mujer del escritor, titulados “Cómo conocí a Dostoievski” y “Viviendo en el extranjero”. La edición reconstruye en torno a la imagen del jugador y del juego, la ludopatía, manifestada mediante la adicción al juego de la ruleta, a la que sucumbió Dostoievski entre 1862 y 1867, para mostrarnos, entre bastidores, las principales claves biográficas de esta excepcional novela breve. Para ello, complementa la ficción novelesca con escritos ensayísticos, tales como cartas y memorias. El lector agradece, por tanto, el esfuerzo desplegado en esta edición por situar El jugador en el horizonte de lectura del autor y por aclarar las circunstancias personales, sentimentales, familiares, económicas y literarias en las que se vio inmerso Dostoievski y que dieron lugar a la obra, así como su experiencia personal del juego de la ruleta.

Ruletemburgo (Ruletenburg) era el título inicial de la novela, pero el editor Stellovski pidió a Dostoievski que lo cambiara, pues le parecía un título poco comprensible para un lector ruso. Dostoievski entonces se decantó por El jugador (Igrok), pues personaliza en Alexéi Ivánovich la pasión por el juego. Ese cambio afecta al prisma narrativo y a la concepción de la obra por parte del escritor. Ruletenburgo, que literalmente significa “la ciudad de la ruleta”, sugiere una novela que representa, con una distancia irónica, el ambiente del juego en los casinos de las ciudades balnearios alemanes, y más específicamente, del juego de la ruleta, el preferido por los rusos en esa época. La perspectiva de la narración tenía, con ese título inicial, un carácter urbano, espacial, más coral, y se centraba en los rusos (viajeros, emigrantes y expatriados), que acudían a las ciudades balneario alemanas donde había baños termales y casinos (Wiesbaden, Baden-Baden, Bad Homburgo y Bad Ems, principalmente), y donde se reunían con otros representantes de la aristocracia europea dilapidando sus menguantes fortunas con la ilusión de obtener rápidamente una gran cantidad de dinero en este juego de azar. A veces ganaban, pero con más frecuencia perdían. Lo mismo le sucedió a Dostoeivski. Con el nuevo título, de El jugador, el ambiente de estas ciudades balneario, también llamadas ciudades casino es representado literariamente a través de las memorias de Alexéi Ivánovich, un joven ruso culto de origen noble, pero empobrecido, que se gana la vida como maestro particular de los hijos de un general apasionado por el juego, el cual y espera una herencia de su tía. Ésta, de setenta y cinco años, parece estar a punto de morir. Sin embargo, se presenta inesperadamente en la ciudad de Ruletenmburgo y apuesta toda su fortuna al cero (símbolo del círculo y del juego de la ruleta) hasta disiparla en buena medida. A su vez, Alexéi Ivánovich se verá arrastrado al juego de la ruleta por la tormentosa pasión que siente hacia Polina, quien le pide que juegue para ella, lo que le convierte en un prototipo de jugador ludópata. En este sentido, El jugador es una historia de jugadores convulsos y de inciertas y cruzadas pasiones amorosas. Todos juegan y aman, o desean jugar y amar. El general está enamorado de mademoiselle Blanche, una joven cortesana parisina que sólo está interesada en el dinero. En torno a Polina, se hallan, como pretendientes, el barón Des Grieux, prestamista y usurero del general, y míster Astley, un rico empresario inglés del azúcar.

El encuadre narrativo de El jugador como extracto de las memorias de un joven, permite a Dostoievski combinar ficción y no ficción desde la primera persona del narrador-personaje que interviene en los hechos que relata; retratar teatralmente a los demás personajes de manera irónica y distante (es, en gran medida, una novela dialogada), sobre todo a los rusos expatriados; reflexionar sobre los estereotipos del carácter ruso en contraste con los de los europeos (franceses, ingleses, alemanes), algo que ya había hecho en Apuntes de invierno sobre impresiones de verano, y narrar de modo directo e interno el desarrollo dramático de la ludopatía singularizada en su condición de jugador compulsivo, incapaz de poner fin a su adicción al juego de la ruleta.
La génesis de El jugador, como revela el propio Dostoievski en una carta al editor Nikolái Strájov, enviada desde Roma, se remonta al verano de 1863. La obra es concebida como el relato de un jugador, que es un ruso expatriado, y a través de él, constituye una “representación manifiesta y pormenorizada del juego de la ruleta”. Sin embargo, la escritura de la obra tuvo lugar en veintiséis días, contados a partir del 1 de octubre de 1866. Para hacer frente a las exigencias de un contrato leonino, Dostoievski se vio obligado a contratar a una joven taquígrafa de veinte años, Anna Grigórievna Snítkina, que en febrero de 1867 se convirtió en su segunda esposa. Los capítulos de las Memorias de Anna Grigórievna permiten acercarnos por dentro al método creativo del escritor petersburgués y también a su recaída en la ludopatía, tras el matrimonio.

Quizás también se hubiese podido completar la edición con algunos fragmentos del diario de Anna Grigórievna durante el proceso de escritura de la obra, así como del diario y de las cartas de Apollinaria Súslova, amante de Dostoievski entre 1862 y 1863, que es el prototipo de Polina, el gran personaje femenino de esta genial novela corta.
CITA BIBLIOGRÁFICA: J. García Gabaldón, «Dostoievski en edición especial», Recensión, vol. 12 (julio-diciembre 2024) [Enlace: https://revistarecension.com/2024/09/05/dostoievski-en-edicion-especial/ ]