TRADICIÓN CLÁSICA EN MÉXICO: REVISTA NOVA TELLVS

Vol. 10 / julio 2023
REVISTA DE REVISTAS. Autora: Diana Hernández Suárez

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Los estudios de la tradición clásica en México fueron parte de la construcción de la idea del Nuevo Mundo y, desde entonces, han mantenido cierta continuidad en los centros de especialización en México, sobre todo en el ámbito eclesiástico durante el Virreinato y, actualmente, en los centros universitarios. Por lo común se tiene la impresión de que durante el siglo XIX los estudios filológicos desaparecieron del país; sin embargo, algunos pensadores identificados como “conservadores” se dieron a la tarea de recuperarlos. Empero, no será hasta el siglo XX, en especial con el desarrollo de los nuevos centros universitarios, cuando se desarrollen los estudios clásicos como disciplina. A la fecha, la filología clásica en México sólo se imparte como titulación superior en la Universidad Nacional Autónoma de México. No obstante, la mayoría de las universidades públicas y privadas imparten Latín como parte de las asignaturas de los programas de Literatura. Algunas otras imparten también griego. Aparte la UNAM, son pocas las universidades que destacan por una larga tradición humanística en el campo de la filología, entre ellas la Universidad Veracruzana y el Colegio de Michoacán.

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Cabe puntualizar, entonces, que los estudios clásicos sobre todo se han constituido y difundido desde la capital del país, pero existen universidades que se han sumado al esfuerzo de la UNAM por mantener la tradición clásica en México. Entre los antecedentes de la filología clásica actual cabe señalar que en 1943 comienza a publicarse una de las principales empresas editoriales de su tiempo: la Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum Mexicana, primera colección bilingüe en el mundo hispánico dirigida al público universitario y que aún hoy en día es editada por la UNAM[1]. De acuerdo con César González Ochoa, la colección responde al entusiasmo de la época por los estudios clásicos en el mundo y la renovada búsqueda por definir criterios científicos para la investigación filológica. En el caso específico de México, el interés por lo clásico responde a la necesidad de conocer la especificidad de “la identidad” mexicana.[2]

Con la finalidad de crear un espacio de altos estudios clásicos, en 1966 se fundó el Centro de Estudios Clásicos, en la UNAM, como parte del Centro de Traductores de Lengua Clásica, primera institución en México dedicada a difundir y estudiar la tradición grecolatina. En 1973 Rubén Bonifaz Nuño traslada el CEC al Instituto de Investigaciones Filológicas. Entre las diversas publicaciones y colecciones para la difusión de la cultura clásica el CEC edita la Bibliotheca Iuridica Latina Mexicana, Bibliotheca Philosophica Latina Mexicana, Bibliotheca Humanistica Latina Mexicana, sin embargo, la colección dedicada al estudio, conservación y preservación de la tradición grecolatina en México corresponde a la revista Nova Tellvs.[3]

Nova Tellvs. Anuario del Centro de Estudios Clásicos fue fundada en 1983 por Ignacio Osorio, Roberto Heredia Correa, Henrique González Casanova, José Pascual Buxó, Rubén Bonifaz Nuño y Germán Viveros, quien fungió como director hasta 1897 y, a la fecha, como “Director fundador”. Se trata de un medio de difusión de trabajos especializados sobre materias filológicas, sobre lengua y literatura griega, latina y sánscrita, tal como queda referido en la descripción o concepto de la publicación, que por otra parte ha mantenido una rigurosa continuidad desde su fundación: se publica de forma bianual, periodicidad que ha mantenido a lo largo de 40 años. La revista, además de figurar en diversos índices de importancia académica, está naturalmente adscrita al Centro de Estudios Clásicos del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM y, como no pude ser de otro modo, está dirigida especialmente a las comunidades científicas de la filología y la tradición clásica.

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La publicación actualmente tiene como finalidad difundir los trabajos escritos en español sobre filología clásica en el mundo. Si bien desde el primer número la revista recoge textos diversos sobre la tradición clásica, en su origen la finalidad fue documentar la recepción y continuidad de la tradición clásica en México[4]. No ha faltado a esta finalidad, ya que se presenta como un espacio de proyección académica de la labor filológica en español, aunque ya no exclusivamente enfocada al estudio de la producción de cultura letrada en lenguas clásicas (latín y griego) en el marco histórico y cultural mexicano, o específicamente novohispano.

El consejo editorial de la revista se ha mantenido a lo largo de los años sin variaciones importantes y, a diferencia de lo que ocurre en otras publicaciones, ha tendido a incrementar el número de miembros, cosa que pone de manifiesto el claro interés por conservar el proyecto original. La dirección de la revista la han ocupado diferentes miembros de dicho consejo sin que esto alterara el plan de contenidos, la línea editorial o, incluso, el diseño gráfico de la publicación. Es de señalar como único cambio de diseño, mas no de política editorial, la modificación de la cubierta entre el volumen 32, número 2 de 2015, y el volumen 33, número 1 del mismo año. Dicho cambio ocurre bajo la dirección de David García Pérez y se mantiene hasta día de hoy, bajo la dirección de Giuditta Cavellatti.

Si bien la publicación no cuenta en ninguno de sus números con un editorial que exponga la intención, las motivaciones y el sentido de la misma, es sencillo inferirlo gracias a los testimonios de sus integrantes y el título de la propia revista, que señala el apego del proyecto a los modelos clásicos del quehacer filológico.

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De acuerdo con Arturo Ramírez Trejo, el artículo con el que abre Nova Tellvs es una suerte de presentación de las líneas generales previstas, puesto que señala el interés particular de la publicación[5]. A saber, el primer número se divide en  “Artículos”, entre los que aparece el referido anteriormente (“Sabios y sabiduría en Heródoto”, de Arturo E. Ramírez Trejo) que abre la publicación, seguido por “Dios en la moral de Séneca” de Fernando Nieto Mesa; “Raíces clásicas del existencialismo literario” del professor de la Complutense madrileña Sebastián Mariner, entre otros. No es sorprendente, entonces, que Ramírez Trejo refiera su propio artículo como modelo de rigor científico filológico, que se entiende como “el estudio de las lenguas desde sus orígenes, su evolución, su uso, sus escritores y traducciones o textos y el contenido de los mismos”[6]. Este número incluye otras dos secciones: “Notas de investigación”, en donde aparece la recuperación de algunos textos neolatinos de Ignacio Osorio Romero, titulado “Doce poemas neolatinos de fines del siglo XVI novohispanos”, a mi juicio, testimonio de suma relevancia para entender en general la orientación de la revista. Y, por último, la sección “Documentos”, evidentemente destinada a recuperación, traducción y difusión de textos clásicos. A partir del segundo número hay “Reseñas bibliográficas” y “Artículos”. Eventualmente sigue apareciendo la sección “Documentos”, o “Catálogos”, aplicada a difusión y divulgación de textos.

Según el mismo Ramírez Trejo, la revista es reflejo de la necesidad y el interés creciente por la traducción y difusión de los clásicos latinos y griegos, tanto de obras de la Antigüedad como de aquellas otras producidas tras el descubrimiento del Nuevo Mundo y se estudiaban en el Centro de Estudios Clásicos[7]. El objetivo fue “que mediante el trabajo de los investigadores el pueblo y no sólo los académicos conozcan el pensamiento y los valores humanos contenidos en las obras de los autores clásicos griegos y latinos y en su cultura, en especial para su formación personal, conductural y social. Esto es precisamente la tradición clásica y su recepción”[8]. Esta finalidad se confirma, en efecto, en la intención del artículo que abre la publicación, una llamada a la edificación de la ciudadanía y conformar, más allá del mero ámbito académico, un referente de continuidad de la tradición clásica occidental y en la historia mexicana.

Es evidente que el origen de la revista respondía a los intereses académicos de los investigadores involucrados en su fundación, los cuales no se dirigían a una sola opción y, por ello, la revista tiene tres ejes sobresalientes: filología griega, latina y neolatina[9]. Este último es el que justifica los principios de la revista: la continuidad y estudio de la recepción y producción de la filología clásica en territorios americanos. Dado que desde la época de la conquista se contaron con estudios sobre el griego y el latín, la revista busca ser el vehículo que recoja y mantenga vivo dicho interés y tradición.

En el texto apologético a Ignacio Osorio Romero, aparecido en Nova Tellvs, 1991, se dice que el nombre de la publicación se debe sobre todo a este investigador. El título, como se mencionó, ofrece una serie de claves importantes para comprender su sentido, puesto que remite a un verso del poema del siglo XVI Proteus ecloga. Vaticinum de progressu in litteraris Mexicanae iuventutis, escrito en neolatín atribuido a Luis Peña, posible miembro de la Compañía de Jesús. El verso en cuestión reza: O nova pars mundi, Nova tellvs et novus orbis perge. De acuerdo con el testimonio de Roberto Heredia, colaborador de Nova Tellvs, el nombre fue sugerido por Osorio[10] a manera de evidente exaltación del genio occidental en tierras americanas. En este punto cabe señalar que el neolatín fue una de las líneas de investigación filológica que más interesaron a Osorio, pues al igual que Roberto Heredia, José Quiñones, Arturo Ramírez Trejo, Tarsicio Herrera, Mauricio Beuchot, consideraba que “era necesario estudiar los documentos y obras escritas en latín para descubrir la otra literatura gestada a la par de las lenguas indígenas y en español”[11].

El poema atribuido a Peña forma parte de un compendio de manuscritos que documentan el pensamiento novohispano escrito en latín, así como las relaciones filosóficas, intelectuales y religiosas entre la Compañía de Jesús en América y la Metrópoli. Dicho compendio incluye tanto textos poéticos como actos de culto, sobre todo marianos, así como la descripción de actos sociales (recepción de personajes importantes en la sociedad novohispana, virreyes, obispos, inquisidores); se documentan también certámenes literarios, entre muchos otros tipos de texto[12]. Varios de éstos son poemas que refieren el progreso de las letras y el estudio en Nueva España, así como “al vaticinio de su mayor florecimiento”; lo cual muestra que se trataba de asunto de gran interés entre los novohispanos[13]. Osorio interpreta el vero “O nova pars mundi, nova tellvs et novus orbis perge” como una interpelación para que el Nuevo Mundo “inicie el camino de la historia”[14]. El poema dice:

Fusus erat, Neptune, tuas in litore pocas
ducere caeruleus Triton cui cura peculi
sollicitosque agitare greges, cum Proteus, alto
emergens pelago, placidum caput extulit undis
venturas tacito voluens sub pectore sortes:
“O nova pars mundi, nova tellus et novus orbis,
perge. Tuis utinam faveant pia numina coeptis
et longe felix felicia vota secundus
exitus excipiat subterque cadentia multus
semina non parvo niteat cum faenore fructus,
et vos aeterna quae ducitis omnia cura:
volvite praecipites, vaga sidera, volvite cursus.
tempus erit, et non multum aberit, quin proxima secum
fata ferunt, cum te totos invecta per amnes
fama canat, liceatque tuum diffundere nomen
ultra Indum et Gangem roseique cubilia solis:
volvite praecipites, vaga sidera, volvite cursus.
Quippe tuus novus alter erit spectandus Apollo,
alter in occiduis Helicon mirandus arenis
qui pietate viros et religione iuventam
instituant doceantque novas piscantibus artes
quas olim, dum tempus erit, mirabitur aetas
postera, cumque suis crescent armenta magistris:
volvitepraecipites, vaga sidera, volvite cursus.
[…]
saecula maiores spondent ventura triumphos:
volvite praecipites, vaga sidera, volvite cursus.[15]

El interés por la producción latina bajo en el contexto colonial novohispano, supera por supuesto en Nova Tellvs cualquier noción de exotismo. Si bien en Nueva España se produjeron obras tanto en latín como en griego, son básicamente nulos los trabajos dedicados a estudiar la segunda lengua en su modalidad novohispana; cabe señalar que la literatura producida en este contexto se caracteriza por su singular cruce entre alguna lengua indígena, generalmente náhuatl, español y latín o griego. De acuerdo con Hilda Valdés, la peculiaridad de estas obras fue lo que motivó, al menos en parte, la fundación de la revista, así como la creación de la colección bibliográfica “Autores latino-mexicanos” en la UNAM, pues conocer esta literatura era el medio para conocer “la misma evolución del ser nacional”.[16]

Nova Tellvs, según refleja su nombre, se propone sintetizar la cultura introducida por los españoles en lo que “significativamente llamaron Nueva España”. Tal cultura tenía dos formas principales de expresión: la latina y la castellana. Para Osorio ambas tradiciones sembraron las raíces históricas y culturales de la expresión americana, y a partir de entonces surgiría un rumbo propio, y por tal razón “ignorar una de ellas, una de las caras de Jano, es amputar o deformar el conjunto de nuestra historia cultural”[17].

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Sería necedad desconocer la condición de necesidad e importancia de la tradición clásica mediada por España en México durante más de trescientos años y que ello estableciera un corpus único. Aseverar que durante la época virreinal y colonial prevaleció el estatismo intelectual ha sido uno de los errores atávicos más graves de la historia de México, de acuerdo con Osorio, y, si bien muchos documentos se perdieron en el tiempo, hay muchos otros que son testimonio de las ideas que conformaron la vida, política y literaria de la época[18]Nova Tellvs forma parte parte de un magno proyecto de recuperación intelectual fincado en el origen de la cultura letrada.

Dicho proyecto, según Osorio Romero, debe fundamentarse en el estudio de la circulación y producción de los textos clásicos en Nueva España, lo cual había de realizarse mediante una investigación previa dividida en varios ejes destinados a reconstruir la historia y medir la influencia de la tradición clásica en México:

1) noticias sobre la enseñanza del latín y el griego en las aulas mexicanas, 2) las gramáticas latinas y griegas, y antologías formadas y editadas en el país, 3) la producción de poesía, prosa y teatro tanto en latín como en griego, 4) traducción delos clásicos, agrupados por autores, 5) comentarios y ensayos críticos sobre temas de literatura clásica, 6) influencia de toda esta cultura sobre las letras mexicanas, 7) todo lo referente a la huella clásica en México.[19]

Todo ello hace a Nova Tellvs revista es única en su clase y en América, atendiendo a una noción compleja de la idea de Nuevo Mundo y su relación con el pensamiento occidental. Y todo ello, pues, sin renuncia a su lugar de propia actividad. Los textos publicados revelan la similitud y la diferencia de la recepción y producción de textos clásicos. Baste como ejemplo recordar el contexto en el que el poema Proteus ecloga. Vaticinum de progressu in litteraris Mexicanae iuventutis fue escrito:

una ciudad recientemente fundada, cuyos cimientos literalmente se apoyaban en las ruinas de la Tenochtitlan indígena; en una ciudad cuyos centros de cultura europea se apiñaban en las partes altas de una isla en medio de la laguna […]; en una ciudad en proceso de construcción, […] donde habitaban indígenas cuyo casi único idioma era el náhuatl.[20]

En esta circunstancia del siglo XVI solo era posible dar continuidad a esta tradición en el colegio jesuita San Pedro y San Pablo, al norte de la Ciudad de México, centro dedicado a la educación de la aristocracia novohispana. Nova Tellvs es conseuencia de este esfuerzo letrado.


NOTAS:

[1] Lourdes Rojas Álvarez, “Los estudios clásicos en México: desarrollo y perspectivas”, Estudios clásicos, 119, 2001, p. 135. (consultado el 12 de junio de 2023).

[2] “Presentación de la Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum Mexicana”, 2 Nova Tellvs, vol. 23, 1 de junio, 2005, pp: 251-168, p. 255.

[3] Rojas Álvarez, ob. cit., p. 136.

[4]Enfoque y alcance”, Revista Nova Tellvs (consultado el 29 de mayo de 2023).

[5] Arturo E. Ramírez Trejo, “NOVA TELLVS: difusión, tradición y recepción de los clásicos griegos y latinos”, Nova Tellvs, vol. 38, no. 2, julio/dic, 2020, p. 199-209.

[6] Ramírez Trejo, op. cit., p. 200.

[7] Cf. Ramírez Trejo, op. cit.

[8] Ramírez Trejo, op. cit., p. 202.

[9] Cf. Hilda J. Valdés García, “La labor bibliofilológica de Ignacio Osorio Romero (1914-1991). In memoriam«, Estudios del Pensamiento Novohispano (consultado el 2 de junio de 2023).

[10] Ibid.

[11] Ibid.

[12] Cf. Ignacio Osorio Romero, “Doce poemas neolatinos de fines del siglo XVI novohispanos”,  Nova Tellus. Anuario del Centro Estudios Clásicos, vol. 1, 1983, pp. 171-203. p. 173.

[13] Ibid., p. 176.

[14] Ibid., p. 177.

[15] “Se dice, Neptuno, que el cerúleo Tritón,/ quien cuida del rebaño, conducía tus focas en el litoral/ y azuzaba a las agitadas greyes, cuando Proteo,/ emergido del profundo mar, sacó la apacible cabeza de las olas,/ profiriendo estos augurios en la silenciosa mente:/¡Oh nueva pare del mundo, nueva tierra y nuevo orbe, avanza!/ Ojalá los piadosos númenes favorezcan tus empresas/ y un éxito muy feliz y favorable escuche los felices deseos/ y, bajo las semillas caigan,/ el abundante fruto brille con no poca ganancia; y ustedes, que conducen todo con eterno cuidado:/ apresuren, astros errante, apresuren sus precipitados cursos./ Llegará el tiempo, y no dista mucho, incluso los haos predicen que están próximos,/ cuando la móvil fama te cante a través de todos los ríos,/ y sea posible difundir tu nombre/más allá del Indo y del Ganges y de los aposentos del rojizo sol./ Apresuren, astros errantes, apresuren sus precipitados cursos./ Sin duda, surgirá en tus tierra un nuevo Apolo,/ otro Helicón se verá en las arenas occidentales,/ que formen a los varones en la piedad y a la juventud en la religión/ y que enseñen a los pescadores nuevas artes,/ a las que algún día, mientras llega el tiempo,/ mirará la edad postrera y aumentarán los rebaños con sus maestros./ Apresuren, astros errantes, apresuren sus precipitados cursos […]/ los siglos venideros prometen mayores triunfos./ Apresuren, astros, errantes, apresuren sus precipitaos cursos”. Versión y traducción tomadas de Leonor Hernández Oñate, “Bucolismo en la literatura neolatina novohispana del siglo XVI”, tesis de Licenciatura en Letras Clásicas. UNAM, 2013, pp. 77-81. También en Ignacio Osorio Romero, “Doce poemas neolatinos de fines del siglo XVI novohispanos”, Nova Tellvs. Anuario del Centro Estudios Clásicos, vol. 1, 1983, pp. 171-203.

[16] Valdés García, ob. cit.

[17] Osorio, “Jano o la literatura neolatina en México (Visión retrospectiva”, Conquistar el eco, la conciencia de la paradoja de la conciencia criolla, México, UNAM, 1989, pp. 11-12, también citado por Valdés García, ob. cit.

[18]  Cf. Osorio, “Las humanidades y la Biblioteca Nacional”, Boletín del Instituto de Investigaciones Bibliográficas, 1/2, julio-diciembre, 1969, pp. 125-152.

[19] Osorio, “Las humanidades y la Biblioteca Nacional”, Boletín del Instituto de Investigaciones Bibliográficas, 1/2, julio-diciembre, 1969, pp. 125-152, p. 131, en Valdés García, ob. cit.

[20] Osorio, 184.


CITA BIBLIOGRÁFICA: D. Hernández Suárez, «Tradición clásica en México: revista Nova Tellvs«, Recensión, vol. 10 (julio-diciembre 2023) [Enlace: https://revistarecension.com/2023/08/01/novus-tellvs/ ]